ÍNDICE
A modo de dedicatoria
Prólogo
Verbo
Soneto a Juan Don Naides
Sobre un verso de René Fuentes (Juan Don Naides)
Sobre otro verso de Don Naides
Soneto a los Estrada
El misterio de encontrarte
A esta flor
A flor de piel
A la sombra de tu pecho
A mi madre y a mi hija
A quien no viva en la luna
A quien se sabe solo
Al azar
Allá lejos y hace tiempo
Amenazas
Amo y esclavo
Astrolabio
Ojo con la ortografía
Aun de todavía
Barruntos
Autodécima
Busco y no
Cabalgando un verso ajeno
Cabalgata
Callada frente al espejo
Carta de amor a una desconocida
Cicatrices
Cincuentiña
Como jugando a olvidar
¿Como puedes?
Como te dé la gana
Como un eco del futuro
Como una rosa
Con la verdad por bandera
Con tristeza de gotán
Contradicción
Contribuciones a la historia genital del mundo
Cosas muertas
Cual la noche
Cuando empiece a amanecer
Cuando tu cuerpo me abriste
Cuartetos alejandrinos a la tristeza
Cuestiones de dureza
Mil doscientos doce
Daniela
Danza muda
De aquel tórrido romance
De puertas y ventanas I
De tu cuerpo el usufructo
Décima para ti
Décimas a mi muerte
Declaración jurídico amorosa
Del hambre, la sed, la nada
Descerteza
Desubicado
Disciplina
Dónde
Dos soledades
Dulcinea la difusa
El amor en tiempo de emoticones
El amor y la renta
El argumento del miedo
El camino
El deseo peregrino
El jacobino cobarde
El precio de amar
El rey payaso
El veneno del amor I
El veneno del amor II
En cada tramo de vida
En el cómplice azogue de tus ojos
En los silencios de un arpa
En puntas de pies
En torno a un caballo muerto
Esa rosa del desierto
La mañana que partiste
Ese hubiera
Espinela
Eugenio y la nada
Extrañando con disonante final
Extremitis
Flor de extraña primavera
Futuro imperfecto
Gato negro
Genocidio
Gramática sentimental
Gualicho
Historias de no contar
Igual me desacostumbro
Institutriz
La costumbre de callar
La hermosa mujer
La red
La tiranía del algoritmo
La verdad y la lucha
Las muecas de los espejos
Leyendo a Ibn Khaldun
Limones
Lluvia fina
Los besos que no has brindado
Me llevaré ese contento
Memorias
Mi reino por un poema
Moosehead
Mujer de fuego
Mujer
No le tema
Noche adentro
Con ene de noche triste
Nombre de tango
Noveno mandamiento
Filtro de amor
Para el ojo que no mira
Olvidando que es gerundio
Paradoja
Personas
Poema de amor a una dama
Por si te lo has preguntado
Preguntas retóricas para una dama
Proyecto de tatuaje
Pudo ser
Quasi allegro ma non troppo
Que no sea
Que yo sea un perdedor
Quien
Reclamo gramático amoroso
Resonancia
Reverso del ir muriendo
Sentimientos
Si con sabor a luna
Si es que hay mañana
Si labios tuviera tantos
Si los juguetes hablaran
El sueño de la razón
Si te molestas del modo
Si ya hicimos el amor
Sí
Siameses
Sobre su lecho de fuego
Sobre un verso de Adrián Gil (Pacto con tu ausencia)
Sobre un verso de Juan Gelman
Sobre un verso de Neruda
Sobre un verso de Pedro Luis Ferrer
Soledad
Solo el corazón lo sabe
Soneto del deseo sereno
Soneto para una flor
Súcuba
Sueño
Tajo de vida
Te digo
Teoría salgadiana del ventilador
Todo nada y a la vez
Tres
Trilema
Tu libélula
Tú que no sabes
Ulises
Un amigo me comenta
Un buen piropo algo más elaborado
Un enigma evolutivo
Un poema para Ariadna
Un profesor reputado
Variaciones sobre el tema de Cenicienta
Variaciones sobre el tema de Pinocho y Caperucita
Variaciones sobre el tema del lobo y la abuelita
Verdad, memoria, mentira
Verso
Vi
Vienes
Vindicación de Eva
Mi sed
Prioridades
Preguntas
Vivir
Memento mori
Los cincuenta
Lo que resta por vivir
Tu ausencia y yo
Coplas del amor quebrado
La esperanza era verde
Este libro que te entrego,
lector amigo, confío,
es poesía, y desafío,
en él pongo mi alma en juego.
No lo dejo para luego,
y a don Naides lo dedico,
a Kali, a Omar (grande y chico),
personas a quienes debo
morder de la rima el cebo
en versos que multiplico.
Espero no me complico
si digo que aquí hallarás
la décima, y digo más:
soneto del que practico,
romanzas, pues bien me aplico
a la lengua castellana,
o español, si tienes gana
de llamarlo por su nombre.
Espero algo aquí te asombre
de estas rimas sin desgana.
Tienen vocación temprana
como los versos de abuelo,
hablan del suelo y del cielo,
del malecón y la Habana,
de nuestra cultura hispana,
del verbo que lanzo al ruedo
por esta lengua que heredo
de mis mayores, y sigo,
libro que entrego al amigo
puesto que quiero y aún puedo.
@
@
Hace algunos años conocí, en las noches de Toronto, la poesía de Adrián Valdés, un poeta que inspira y provoca, alguien que expresaba sus poemas con gran personalidad y convicción, llamando siempre la atención de los presentes con la fuerza de sus versos.
Su temática variada, la vitalidad de sus palabras y el ingenio en la construcción de sus poemas no pasaban desapercibidos. Su coraje y desparpajo al usar vocablos desacostumbrados para los oídos más sensibles inquietaron, más de una vez, a varios de sus oyentes.
El autor consiguió el aplauso y el reconocimiento de quienes valoraron la magnitud de su obra, que con el tiempo logró transformar en este nuevo libro, La herida que no cerró, que hoy me honro en prologar.
He leído con mucha atención cada uno de sus versos y en ellos he descubierto a un autor sensible y preocupado por los tiempos que le ha tocado vivir. Adrián Valdés discurre con facilidad sobre variados asuntos y los narra con gran talento.
La idea de este libro surge del deseo de homenajear a personas importantes en la vida del autor, unido a la necesidad de expresar sus emociones. Como resultado, disfrutamos de rimas cuidadosamente elaboradas que nos muestran las experiencias de vida del poeta.
Algunos dirán que sus poemas son chocantes, que sus palabras son muy crudas; otros reflexionarán sobre el porqué de la presencia recurrente de ciertos temas en su poesía. Hubo quienes lo encasillaban en temáticas específicas; Adrián Valdés tomaba estas circunstancias con una comprensiva sonrisa.
Tuve la fortuna de conocer su proceso creativo de primera mano, con la presentación de varios de sus poemas en un pequeño y acogedor local de la ciudad de Toronto, y puedo dar fe de su profundo respeto por los oyentes de su obra. Lo que más viene a mi memoria son los interminables aplausos y el pedido de más por parte de los asistentes.
He sido testigo privilegiado de la evolución de Adrián desde un poesía extrictamente conversacional y de verso libre (cuaderno de poesía Desarraigo, 2013) hasta una visión más abarcadora de la poesía que incursiona tambien en la métrica. El lector hallará en este libro expresiones tales como el soneto, la décima y el romance.
Seguro de que el encuentro con este poemario será una experiencia conmovedora y de que el lector disfrutará al descubrir la belleza de la obra de Adrián Valdés, me permito recomendarles la lectura atenta de La herida que no cerró.
José Bendezú
Julio 2025
@
@
Ajeno al garigoleo
y a la prosa estrafalaria,
no es mi lengua mercenaria
de verdades que no creo.
Visto el desastre que veo,
entuerto de vasta herencia,
pido voz a la consciencia
que se hermana al corazón;
del sueño y de la razón
nútrome con apetencia.
Poco tengo de indolencia,
más bien todo lo contrario:
resucítome en el diario
desdecir, y en la impaciencia
por recobrar la inocencia
con que amé una vez la vida.
Doy siempre la bienvenida
a la sincera palabra:
verbo soy de aquel que labra
la esperanza renacida.
Verbo que en cada partida
busca un rastro del mañana
y en servidumbre mundana
tiene su cena servida;
verbo que es cosa nacida
(antipodando a la nada)
en la víscera ubicada
a un costado, sobre el pecho;
verbo al revés y al derecho,
crepúsculo de alborada.
@
@
Juan Don Naides, poeta campechano:
para vos, con placer, yo ensillo el verso
de un soneto cebado, digno esfuerzo
con que premiar tu voz, tu verso hermano.
Payador de tu tierra, de su gente,
en el sur de los sures, donde el gallo
al gaucho despabila en su caballo,
sin olvidar del mate bien caliente.
En la vasta llanura inabarcable
sorbe el hombre su verso en el estribo.
Viaja el río uruguayo y llega lejos,
hasta besar su mar de amores viejos.
Eso y más dice tu voz memorable,
y esto dice el soneto que te escribo.
@
@
Mi corazón, tú y el sueño
jugáronme una trastada,
vi tu boca enamorada
y creíme de ella dueño,
le busqué con torpe empeño
solo para comprender
que, aunque pudo suceder,
perderíame en el juego:
mejor no tentar al fuego
si es que no se puede arder.
Así lo escribo, mujer,
soñándome en tu mirada;
me resigno ante la nada
del no podernos tener.
Soy la herida de un no ser,
hundiéndome en tu vivir;
si es que después del morir,
volvemos en la otra vida,
tendré por suerte pedida
nunca dejarte partir.
@
@
El mundo es un gran jardín
y las mujeres sus flores;
procurando sus amores
vemos al bueno y al ruín.
Ellas son principio y fin
de nuestro paso en la tierra;
ellas, la paz y la guerra,
ellas, aliento divino,
y esa luz en el camino
que un noble misterio encierra.
En pos suyo el verso yerra,
perdiéndose en las quebradas
de esas curvas dilatadas
donde el amor nos destierra.
Que no falta la gamberra
es cosa ya conocida,
que rima amor con herida
y otras veces con locura,
pero aun así es la criatura
más sublime concebida.
@
@
Por seguirle la rima a los Estrada,
traficantes ingentes de cuartetas,
héme aquí, cocinando la receta
del soneto, aprendiz en la estacada.
Buen comienzo he tenido, no lo niego,
circunstancia feliz del principiante,
pero, cual caballero, el verso andante
no se debe arropar de orgullo ciego.
Así pues, hijo y padre, les conjuro,
obseso en cortejar la poesía,
y así salir, airoso, de este apuro:
ayudadme en el trance, en la porfía
de enhebrar las palabras, de encontrarles
un sentido, un lugar donde sembrarles.
@
@
El misterio de encontrarte
no lo intento descifrar.
Estaba para pasar,
como un recuerdo, al mirarte,
de otra vida, de otra parte,
de algún lejano futuro,
memoria en claro, en oscuro,
memoria, insondable arcano,
camino y luz de tu mano
que a recorrer me aventuro.
Estaba para pasar
y tú lo sabes también.
Tu beso inunda mi sien
como ese dado al azar.
Voy a tu cuerpo habitar,
seré en él dueño y cautivo.
En tu noche me percibo
como lluvia enamorada
sobre esa tierra anegada
donde, al morir, sobrevivo.
@
@
¿Será que te vuelvo a ver
o no nos vemos más nunca?
¿Será tan fugaz y trunca
toda esa magia de ayer?
¿Será su alquimia, mujer,
un eco gris del pasado?
El día menos pensado
¿te encontraré sin buscarte?
¿O acaso debo olvidarte
como un sueño desechado?
¿Será que el tiempo de amar
es tiempo breve y contado?
¿Será que muere apagado,
cual ola en el vasto mar?
¿Será su precio (el de hallar)
languidecer de añoranza?
¿Será su triste enseñanza
tu desvanecido rastro?
¿Será el capricho de un astro
quien me priva de esperanza?
¿Será, de tanto no verte,
que de pronto me acostumbro?
¿Será el día que vislumbro
anticipo de la muerte?
¿Será que, de no tenerte,
tu imagen se borra entera?
¿Por qué dio la primavera
a esta flor vida tan corta?
¿Por qué es que tu gracia aborta
travestida de quimera?
@
@
Tu nombre se me deshoja
como una flor en el viento.
Pienso en tus ojos y siento
que mi razón anda coja,
al soñar tu boca roja
y tu garganta de miel.
¡Qué desatino tan cruel
despertar de madrugada,
con la pasión desbocada
y tu nombre a flor de piel!
@
@
A la sombra de tu pecho
reclamo ser enterrado;
es mi lugar deseado
y pienso tener derecho.
Aunque no tenga provecho,
la inscripción dirá el lamento
de no tener más momento
para disfrutar de ti,
porque desde que te vi,
el no verte es un tormento.
Supongo estaré contento,
si es que de muerto se siente;
será como estar presente
en cada sitio y momento.
Esto quiero y no te miento;
comprenderé si te asombra.
De aquel sitio que se nombra
como surco intermamario
escogeré el vecindario
de tus pechos, a la sombra.
@
@
(Sobre un verso de Sor Juana Inés de la Cruz)
Como un libro que hojeo y desempolvo,
son tus letras las frases que me pierdo
o que leo de un tú que ya es recuerdo:
es cadáver, es sombra, es nada, es polvo.
Donde estás sin estar, y donde asombra
tu presencia que siéntese en el viento,
aquel tú que no dio consentimiento:
es cadáver, es polvo, es nada, es sombra.
Sé que vives, bien sé yo que la muerte
no es del todo verdad, que tu mirada
es la misma de quien no alcanzó a verte.
Son tus ojos los suyos, deslumbrada.
Esa tumba que dice contenerte:
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.
@
@
Aunque son dos los pezones
y tocan a uno por teta,
con la mirada discreta
sigo sus evoluciones.
Deleitarse en tales dones
implica concentración
y niega toda razón
a quien del hombre refiera
que en dos cosas, aunque quiera,
no puede hacer atención.
He aquí mi refutación
de este dogma peregrino
que el vulgo, en su desatino,
considera una sanción.
Me limito a hacer mención,
y no se ofenda ninguna
con mi décima oportuna,
digo más: oportunista,
puesto que salta a la vista
de quien no viva en la luna.
@
@
Aquel que evita estar solo
forzando lo acompañado,
mucho más está engañado
que aquel que, sin protocolo,
prescinde del ansia y dolo
de procurar a la gente.
Mejor se hace indiferente
la soledad que sufrirla,
puesto que, si hay que vivirla,
mejor erguida la frente.
Mejor los ojos mirarle,
sostenerle la mirada.
No es la soledad callada,
puedes incluso tutearle,
tu café puedes brindarle
y hacerla tu compañía.
Sin restregar la ironía
en su rostro de mujer,
todavía puedes ser
su amante y ella tu guía.
@
@
Es ridículo pensar
que cuando salga a la calle,
en algún sitio que me halle
voy a volverte a encontrar,
sin esperar, sin buscar,
como un imán del destino.
Me parece un desatino,
y sin embargo lo pienso:
flúyeme un deseo intenso,
se hace paso en mi camino.
Me rehúyo al coqueteo
de las probabilidades,
me digo algunas verdades
ante un espejo que veo.
¿Debo llamarte? No creo,
torpe y contraproducente.
Me rindo ante lo evidente,
y a la suerte lo confío.
Descubro que temo al frío
caminando entre la gente.
No sin pavor me percato
de algo en mí supersticioso;
cede mi lado juicioso,
fantaseo sin recato.
Sueño con volverme un gato
y tu tejado encontrar.
Al dios que me hizo mirar
tus ojos sin procurarlos,
el milagro de encontrarlos
otra vez pido al azar.
Y aunque ese dios no contesta
(no del modo que se espera),
entiendo es mejor manera
o más saludable apuesta.
En ausencia de respuesta
que dé forma a lo vivido,
desisto de hallar sentido
pensando que entenderé,
que al justo tiempo sabré
para qué te he conocido.
@
@
Allá lejos y hace tiempo
yo creía en la verdad,
y aunque era impropio a mi edad
busqué el saber a destiempo,
amar era un pasatiempo
y el mar, mi mejor amigo.
Fui mal actor y aun lo sigo
siendo, si esa es la pregunta;
junto a mi infancia difunta
dejé el calor de su abrigo.
Supongo estará conmigo
algo de aquello que yo era,
pero es de la primavera
el otoño un mal testigo.
Con el presente litigo,
mi temor de los espejos;
voyme al país de los viejos,
de ese que no se regresa;
se va una vida que empieza
hace tiempo y allá lejos.
@
@
Los besos con que amenazas
más dulces no pueden ser.
Cuánto quisiera, mujer,
que ese fuego de tus brasas
se avivase en las tenazas
de tus muslos, en tus senos,
tan soñados, los serenos
pasadizos de tu monte
venusiano, ese horizonte
que colma tus ojos llenos.
Reclamo tus besos buenos,
que no se hagan de rogar,
pues me los puedo robar
un día de estos, al menos
suéltate un poco esos frenos
que posponen tu venida;
haz tu amenaza cumplida
e invádeme sin demora.
No veo lugar ni la hora
de que me robes la vida.
Está a mi boca prendida
de tus labios la memoria,
quiero perderme en la gloria
de tu boca prometida.
Como en la mesa servida
sirves tu amenaza artera;
tiene de arte y de certera.
Ven, que no conozco miedo.
Tus deseos me concedo
de amarte toda y entera.
@
@
Mi corazón se percibe
a sí mismo como el dueño
de tu noche y de tu sueño,
de tus horas, y malvive
la locura que concibe
en su propio menoscabo.
En el amor, le precavo,
llega a pesar la osadía,
pues aquel que es dueño un día
puede al otro ser esclavo.
@
@
Ya hice el amor contigo mil veces en mi mente,
ya reclamé con besos posesión de tu espalda,
ya fui paracaídas en el pliegue de tu falda,
me hiciste renacer desde tus muslos ardientes.
Ya me quedé dormido en tu generoso pecho
después de penetrarnos sin dejar un resquicio;
ya pudimos saltar al sublime precipicio
ya logramos reírnos desde un miedo desecho.
Ya acaricié sin prisa las ondas de tu pelo,
ya nos entremaullamos como gatos en celo,
ya develé el misterio de tu voz y tu labio.
Todo ocurre en mi mente y en mi mente eres mía,
en mi mente es que vives en su noche y el día,
en mi mente tu estrella sirviendo a mi astrolabio.
@
@
Gente hay que, por no saber,
no saben de ortografía;
gente que al azar confía
que se les pueda entender.
Y es que es crucial comprender
si es que se habla de “Año” Nuevo
o si el “ano” está en renuevo
y de paso es muy feliz.
No os olvidéis del matiz
que viene del Medioevo.
Gramaticando compruebo
que “¡ay!”, ya no “hay” de haber “ahí”
quien bien lo escriba, y caí
en el dilema del huevo
o la gallina. Y de nuevo
me acuerdo de que esa “valla”
la escriben como la “baya”
y como el “vaya al carajo”;
escribir bien es trabajo,
escribir mal, ¡solavaya!
Hay quien dice “haiga” por “haya”,
y “allá” no se “halla” el haber.
Hay quien confunde “coser”
con “cocer” y hay quien se ralla
una yuca. En cada raya
de la libreta confunde
“echo” de echar, y le cunde
como de estar “hecho” un lío.
Con tanto libre albedrío,
más ignorancia difunde.
Buscando quien les secunde,
ver personas no es extraño
que, sin cuidarse del daño,
digan que la RAE les “funde”.
No es raro que tanto abunde
la errata en nuestra grafía.
Yo sostengo, con porfía,
que cuidar el escribir
nos ayuda a distinguir
el orto y la ortografía.
@
@
Sé que somos un vacío
con pretensión de infinito,
sé que no suena bonito,
que puede parecer frío;
sé que nos tienta el hastío,
que la nada es una trampa,
sé que la muerte se estampa
en una espina de rosa,
pero aún la vida es hermosa
cuando, tras llover, escampa.
@
@
Quizás hoy yo he comenzado
a dejar de bien quererte,
resultado o mala suerte
de tanto habernos amado.
Tú ni te habrás percatado,
ocupada en tus asuntos;
no habrás tenido barruntos,
y ni sospechas, mujer,
cómo se quiebra el querer
que cultivábamos juntos.
@
@
Sé que formo mi desmadre
si no actúo con mesura,
que no juzgo a la locura
con aires de santo padre;
que no hay verbo que me encuadre
mejor que el de ser intenso,
a las mujeres propenso
y del amor un creyente.
Nunca alérgico a la gente,
suelo decir lo que pienso.
Que escriba puesto que pienso
es algo que se deduce,
la vida me ata y seduce
como final y comienzo,
trazo invitándome al lienzo
con la pasión del amante,
siento la urgencia quemante
de a un astro seguir por guia
reclamando la valía
de mi verso trashumante.
@
@
Te busco, no lo confieso
ni a mí mismo, pero busco
señales tuyas; traduzco
tu huella amada y tropiezo,
deliro el rastro de un beso,
sueño soy, tu alma conquisto.
Soy lobo hambriento y existo
solo en virtud del deseo;
huelo tu sangre, olfateo,
busco y no, soy terco, insisto.
Te busco, tengo la prueba
de que he mirado tus ojos;
llámanme tus labios rojos,
haga sol, escampe o llueva.
Sigo tu pista, la nueva,
donde me llevan tus pasos.
Recupero los pedazos,
la ilusión que se repuebla;
busco, me adentro en la niebla,
trazo en el aire tus trazos.
Te busco, sigo constante
un camino que me invento;
en cada atajo presiento
que estará tu boca amante.
Busco de ti nuevo instante
y la esperanza revisto;
olor, colores, persisto,
hállote en una madeja,
hilo cruel de amor y queja:
busco y no, soy terco, insisto.
@
@
La otra noche me he soñado
en tu trapiche sediento.
Volví a sentir el violento
estertor del cuerpo amado,
tu beso tan delicado
y el mío en su desenfreno.
Sentí tu amor dulce y bueno
llenarme de poesía;
fui tuyo mientras dormía,
cabalgando un verso ajeno.
@
@
Deja caer al suelo tus bragas y el vestido,
y que el deseo fluya como la lava ardiente,
aliento de conjuro que confirma y desmiente
ese instante perpetuo que nos fue concedido.
Así te habrá soñado mi piel, mientras deshiela
al roce voluptuoso de tus convexidades,
como el repique sordo de las profundidades,
badajo enfebrecido de un tajo que se anhela.
Encájate a mi cuerpo, que mi carne se apresta
para ser por la tuya, con gusto, devorada;
la ofrezco ante tus fauces, desnudada y enhiesta.
Sostente de mis manos en la noche estrellada.
Yo te seré sedienta montura para el vuelo;
desandaremos juntos el camino hasta el cielo.
@
@
CALLADA FRENTE AL ESPEJO
Callada, frente al espejo,
por enésima vez tratas
un proceso que dilatas,
casi temo hacerme viejo.
Observando tu reflejo,
brota un latente apetito.
¿Cuál te queda más bonito?
—me preguntas sin volverte—.
Tú piensas en qué ponerte
y yo, en cómo te lo quito.
@
@
CARTA DE AMOR A UNA DESCONOCIDA
Iba a decir que te extraño,
pero ¿cómo hacerlo puedo
sin no sentir que me excedo
al maximizar el daño?
Que te conozco es engaño,
un inocente mentir.
Muy poco puedo decir
sobre tu vida. Más bien,
guardo de aquel santiamén
lo que me hiciste sentir,
lo que descubrí en mí mismo
e ignoraba que existía,
lo que al mirarte bullía
por ignoto mecanismo,
eso que hoy nombro espejismo
y que sentí tan real,
ese apetito animal
de la víscera latiente,
diástole, sístole urgente,
sin un filtro intelectual.
¿Cómo se puede creer
tamaña alucinación,
un vuelco del corazón
que no se puede entender?
¿Cómo puede una mujer
conocida de ya mismo
llevarnos por un abismo
de complicidad y abrigo?
Porque si “extrañarte” digo,
quien extraño es a mí mismo.
Sé tu nombre y poco más,
pero no intento buscarte.
Prefiero en mi alma dejarte
metáfora del jamás.
Espejo de amor y paz
de alguna vida perdida,
de tu voz reconocida
siento la luz y el candor.
Carta de un absurdo amor
para una desconocida.
@
@
CICATRICES
Las profundas cicatrices
que la vida va imprimiendo,
aunque te esfuerces sonriendo,
más hablan de lo que dices.
Extiéndense cual raíces,
infaustas extremidades,
denuncian las vanidades
de pasadas ilusiones,
testigos son de pasiones,
recuerdos de mocedades,
vestigios de otras edades
donde todo parecía
posible, donde reía
el amor con sus verdades.
Son tu vida esas mitades
bifurcadas por su centro,
cicatriz de desencuentro
entre el sueño y lo real,
espejo de un ideal,
dentro del alma, muy dentro.
Búscote, voy a tu encuentro,
desando el polvo, el camino,
toco el cristal, adivino
la herida del epicentro.
Duda soy, y me reencuentro
si me abismo en tu mirada.
La pregunta silenciada
tiene de fuego y de estrella,
es la razón y es la huella
adentrándose a la nada.
@
@
CINCUENTIÑA
Flor, lejos de lo marchita,
sapiencia con garbo entona,
cincuentiña, cincuentona
que un buen elogio amerita.
Con paso de hembra bonita,
de edad sin cuenta, destaca,
se impone, y a un lobo aplaca
(rugir lo intenta un cordero).
No sé qué estará primero,
si lo bella o lo bellaca.
Experta en usar la estaca
si le amenaza un vampiro,
es la reina del suspiro
con licencia afrodisíaca.
Dicen ser paradisíaca
una noche entre sus brazos,
y que en menudos pedazos
deja el alma del amante
que haya gozado un instante
del fuego de sus abrazos.
Alérgica es a los lazos
que asfixien su libertad,
atríbuyelo a la edad
o al eco de los fracasos.
Por eso sigue sus pasos
sin perseguirle su vuelo.
No sufras de desconsuelo
por no poder atraparla,
conformate con brindarle
tu pedacito de cielo.
@
@
COMO JUGANDO A OLVIDAR
Como jugando a olvidar
declárome que he olvidado,
digo: El pasado es pasado
y no hay provecho en andar
queriendo desempolvar
lo que el tiempo va ocultando.
Piérdeseme el cómo y cuándo,
me sobremuero en tu ausencia,
quedo yo, y esta consciencia
de un amor a contrabando.
Va tu fantasma jugando
conmigo a las escondidas,
vive en mí como otras vidas
que andan mi noche habitando,
y háblole aunque estén callando
mis labios, mientras pregunto:
¿Cómo es que puede un difunto
gozar tan buena salud?
Tuya es la rara virtud
de desmentir lo presunto.
Digo: No existes, y al punto
te desnudas en mis sienes,
cabalgándome te vienes
cuerpo encima, abajo, junto;
delirio extraño, presunto
tiempo de un pasado amar,
le busco al configurar
cuanto pueda haber quedado
de un corazón dibujado
sobre la arena del mar.
Finjo que puedo olvidar,
me escondo de tal recuerdo,
disfrázome de hombre cuerdo
y me empeño en desterrar
esas horas que al pasar
son lo eterno que conspira,
tu piel que por mí transpira
como si fuera de encanto,
y es que pasó hace ya tanto
que hoy pareciera mentira.
Incluso digo: Delira
la memoria, no pasó,
fue una ilusión o fui yo,
pero a mi lado respira
la noche, y el cuarto gira
sin llegarse a detener,
busco, intento componer
con la razón fugitiva
tu imagen siempre elusiva
de un fantasma de mujer.
@
@
¿CÓMO PUEDES?
Gocé tanto entre tus piernas
que aún me parece soñado.
Fue tan mutuo y delicado
nuestro abrazo, en las ya eternas
horas efímeras, tiernas,
de amarizar en tu paz,
dulce instante en que serás
donde ya fuiste, mujer.
¿Cómo puedes suponer
que no vaya a querer más?
¿Cómo te sientes capaz
de imaginar que no extraño
perderme en aquel peldaño
del cielo donde te das
a mi cuerpo? Exijo más,
quiero tu amor todo entero,
el estertor en que muero
y renazco en tu mirada
de hembra feliz y saciada,
todo de ti yo lo quiero.
@
@
COMO TE DÉ LA GANA
Como tengo un no sé qué
y no logro se me quite,
hoy te escribo por desquite
sin noción de para qué.
Bien me consta que ya fue
cualquier cosa que iba a ser,
y que no está en mi poder
llenar de amor tu mañana.
Haz como te dé la gana
con tantos besos de ayer.
Se han quedado aquí en mi boca,
han hecho de ella su nido.
No importa que hayas partido,
su dulce sabor me invoca.
Quizás la vida equivoca
el rumbo que había trazado,
quizá el verbo enamorado
encontró un sujeto incierto.
Tal vez el final abierto
sea un beso imaginado.
@
@
COMO UN ECO DEL FUTURO
Como un eco del futuro
o de un lejano pasado,
temo que ya he visitado
el sol en su lado oscuro;
me embriagó su aroma impuro
hasta llenar mis pulmones,
contaminó mis visiones
con su olor fétido e inmundo.
Vengo de un sitio profundo,
desprovisto de ilusiones.
Yo estuve con las legiones
que destruyeron Cartago;
tengo un recuerdo algo vago
de tener como anfitriones
a reyes de mil naciones,
a constructores de imperios.
Soy flor de los cementerios
donde a los hombres se hermana
cuando el gusano se ufana
develando sus misterios.
Yo he estado en los improperios
que acompañan las revueltas,
en las naciones disueltas
y en todos los cautiverios;
he ejercido magisterios,
me han aclamado en el podio,
he sido ingrato custodio
disfrazado de quimeras.
Me llaman de mil maneras,
pero mi nombre es el odio.
@
@
COMO UNA ROSA
Como una rosa es la vida,
sus pétalos son tus sueños,
tan ilusos y halagüeños
que en su inocencia perdida
no previeron tu caída,
ni el fracaso, ni el dolor.
Sus espinas son rencor
y vencerte parecieran;
no dejes que ellas te hieran
ni te muden el color.
Como esa rosa, el amor
puede vencer a la muerte
cuando la materia inerte
cede lugar a la flor.
Sigue tu voz interior,
deja que entierren los muertos
con amargura a sus muertos.
Brinda sentido a estar vivo
más que existir sin motivo,
ama con ojos abiertos.
@
@
CON LA VERDAD POR BANDERA
Siente en tus tripas lo bueno,
la brújula visceral,
entiende que triunfa el mal
cuando el bien resulta ajeno.
No imites el desenfreno
de quien busca lo absoluto,
guárdate del disoluto
poder de la masa incauta;
no te guíes por su pauta
de necrofilia y de luto.
Que muchos digan que es cierto
cuando sabes que es mentira,
es vil razón que conspira
viralizando el entuerto;
pero aunque sea un desierto
el camino que te espera,
por desafiar la manera
que te quieran imponer,
nunca olvides tu deber
con la verdad por bandera.
@
@
CON TRISTEZA DE GOTÁN
(A ese Caserón del Tango
de Baratillo y Justíz,
donde a veces fui feliz
y a menudo sin un mango.)
Aún más grela que la suerte
o esta arena en la garganta,
fue tu pasión de percanta,
feca cruel de aroma fuerte.
No sé qué me hizo perderte,
y el saber no es que compense,
será afición de forense
en asuntos de catrera,
o esta espina que quisiera
que del dolor me dispense.
Verso cubanoplatense
que chamuya mi memoria,
dándole vuelta a la noria
no acierto por más que piense:
¿Cuál fue la liliputense
razón de que te marcharas,
que nuestro amor traicionaras
desdibujando el destino
que casi unió mi camino
al de vos y que rajaras?
Ya sé que nunca son claras
con una jermu las cuentas,
y de buscársele a tientas
la verdad nunca acaparas.
Te agradezco que me amaras,
pero no que me afanases
tanto amor ni que trocases
luego ternura por fango
como una letra de tango
o una fiesta de disfraces.
De la vida y sus desguaces
siempre podrá rechiflarse,
y aún quedará por contarse
dónde es que guarda sus ases.
No sé de vos ni lo que haces,
ni cómo ganás el pan,
o si aún guarde tu ademán
en la lleca su elegancia,
mina de tanta importancia
nunca le falta bacán.
Ignoro adónde se irán
las frases que nos dijimos,
esas promesas que hicimos
o incluso si importarán.
Con tristeza de gotán
algo de vos yo resguardo,
y en el bulín como un dardo
bronca me hace el bandoneón,
le llevo en mi corazón
con palabras de lunfardo.
@
@
CONTRADICCIÓN
Yo no quiero más pensarte
ni recuerdar tu memoria.
Fue hermoso, pero es historia,
y solo queda olvidarte.
Yo no quiero al evocarte
sentir este duelo intenso;
no quiero llenar de incienso
el día que sufro entero.
Más pensarte yo no quiero,
y sin embargo te pienso.
@
@
CONTRIBUCIONES A LA HISTORIA GENITAL DEL MUNDO
Rousseau, el mal domesticado,
le dio vida al buen salvaje.
Su glande tenía un traje
que nunca fue desplazado;
luego vino el resultado,
aunque él no llegó a pagar,
lo llevaron a enterrar
antes de la guillotina.
El hombre que mal orina
torcido debe pensar.
Luis se agotó de intentar,
no pudo con Antonieta.
Se le aferraba a una teta,
pero no lograba entrar.
Cuando logró fecundar,
ya no quedaba respeto,
y así fue que Luis Capeto
perdió su reino y cabeza.
Mal acaba lo que empieza
con un almuerzo incompleto.
Enrique el Tudor octavo
no tenía ese problema.
Por el contrario su tema
fue dónde clavar el clavo.
Siempre se ponía bravo
por no tener heredero.
Debió de aprender primero
cuál puerta era la correcta
para entrar cuando se erecta
descubierto el caballero.
Fernando el Borbón de España,
el séptimo de su nombre,
espero que no te asombre,
tuvo gigante su caña.
Aquí la historia se empaña
pues este rey tan felón,
aparte de gran cabrón,
no lograba entrar completo.
Con semejante amuleto
se destruyó su nación.
Por eso diré yo a mi hijo
cuando pueda comprender:
en tus tratos con mujer
el criterio ha de ser fijo.
Gozarás con regocijo
las veces que se propicie.
No dejes que te desquicie
y atiende bien tu herramienta,
ya ves que el mundo lamenta
que el amor se desperdicie.
@
@
COSAS MUERTAS
(Sobre una idea de Faulkner)
Cuánto quisiera escuchar
los versitos de mi abuelo,
esas rimas que en su vuelo
no dejaban de admirar
los amigos del lugar,
mi abuela, sus blancas canas
en el pelo, las mañanas
de oírle cantar bajito,
aquel bolero bonito
en el volar de sus ganas.
Vuelven a mí las ventanas
de mi casa, y esa nube
donde los ojos que tuve
dibujaron formas vanas;
me recreo en las tempranas
nociones de malo y bueno,
vuelve mi madre en el pleno
dominio de su memoria,
leo en los libros de historia,
revivo su rostro ajeno.
En mi mente desordeno
y renuevo cosas muertas,
en mí habitan como ciertas
y vivas flores, me lleno
de su no estar, siento el freno
de la muerte y los cerrojos;
pese a todos sus enojos
han de vivir en mi mente,
solo será diferente
cuando yo cierre los ojos.
@
@
CUAL LA NOCHE
Cual la noche en su negrura,
tan negro es tu vellocino,
dulce triángulo divino,
flor dormida en tu cintura.
En su muy agreste espesura
una noche me perdí.
No recuerdo si salí
o si quedé allí cautivo,
si me morí o si estoy vivo
soñando que a ti volví.
@
@
CUANDO EMPIECE A AMANECER
Te pone la mente trampas
difíciles de prever,
despertar a medianoche
pensando en una mujer.
Y aunque no sea noticia,
lastímate ese no ver
de aquella ni un leve indicio
rimando con tu querer.
Ya no te agobies ni sufras
pensando qué pudo ser.
Si también se marchó el sueño,
busca algo mejor que hacer,
pues sufrir por lo pasado
es de tus manos beber:
se filtra por las rendijas
el agua, y tu padecer
será mayor en tu pena
cuando empiece a amanecer.
@
@
CUANDO TU CUERPO ME ABRISTE
Cuando tu cuerpo me abriste
y entré a ti, desabrigado,
siendo náufrago en tu vado,
fui ese fuego donde ardiste.
Fui el cuerpo del que te asiste
para al vacío caer.
No lo soñé… puede ser
que haya soñado despierto,
y que viviendo esté muerto
si tú me faltas, mujer.
@
@
CUARTETOS ALEJANDRINOS A LA TRISTEZA
Eres tú esa tristeza que evado presuroso,
calor inoportuno de ingrata destemplanza,
amor viejo perdido sin rastro de esperanza,
la reliquia sagrada que atesoro amoroso.
Eres aquella fiebre de labios reclamantes,
cuchillo de mi sexo encajándose en tu vaina,
quintoeco de esencias, de lluvia que no amaina,
tristeza de placebos y eufemismos castrantes.
Eres la sombra gris de mi goce fugitivo,
la llama que arde fría, tristeza sin consuelo,
eco de un juramento desprovisto de anhelo,
herida que no cierra y aún sangra en lo furtivo.
Eres la sed sin agua, la sal sobre la herida,
el filo del deseo que nunca se doblega,
la imagen de un adiós que aún arde y que se niega
a ser adiós del todo a una pasión mal vencida.
Tristeza del que aprende a muy mal desconocerte
después de haberte amado, después de ser tan tuyo
como a la roca el agua y, en su quieto murmullo,
tristeza de aceptar la existencia sin tenerte.
Tristeza de la ausencia y del adiós sempiterno,
tristeza del olvido que se vuelve desierto,
tristeza de un amor mal enterrado y despierto,
tristeza de entender la magnitud del invierno.
@
@
CUESTIONES DE DUREZA
El tiempo que dura, dura,
es lo que dura el meneo.
Te comento lo que creo
ser la verdad que perdura.
Que no te lleve a locura
ni se torne en obsesión,
tampoco en emulación;
más bien, disfruta con calma,
que en estas cosas del alma
no hay que perder la razón.
@
@
MIL DOSCIENTOS DOCE
(A mi madre, que me enseñó a bien querer la tierra de nuestros antepasados.)
Es tanto lo que se ha hablado,
y se habla de aquellos días;
son tantas las cobardías
del nihilista y el letrado,
deconstruyendo el pasado
con argucia “progresista”,
disolviendo toda arista,
denigrando la memoria,
volviendo a escribir la historia
ya escrita en la Reconquista.
Por la fuerza de la espada
y la astucia en la traición,
llegó el moro y su nación
de media luna asangrada.
Por la fuerza de la espada
y las artes de la guerra,
reclama el godo su tierra,
que el moro llamó Andalús.
Por siglos lucha la cruz,
y en siglos su suerte cierra.
La guerra es tiempo de entierros
y lo es de gloria tamaña.
En un lugar de la España
llamado Despeñaperros,
se entrecruzaron los hierros
de los moros y cristianos.
Allí se mostraron vanos
los sueños del almohade:
el hierro al hierro persuade,
y el triunfo es de los hispanos.
@
@
DANIELA
Fue tan amplia tu sonrisa
como el signo de la luna;
no volví a verla en ninguna
mujer, y menos la brisa
que te besaba. Imprecisa
es la mente al recordar,
solo consigo ubicar
mis recuerdos de tu piel,
tan dulce como la miel,
dulce como el verbo amar.
Quien pudiera, junto al mar,
explorarte sin ser visto...
En mis sueños te desvisto
otra vez, y en ese dar
y recibir, un lugar
del corazón vuelve al día
donde piensa y desvaría
de anhelos muy poco cuerdos:
Daniela de mis recuerdos,
Daniela del alma mía.
@
@
DANZA MUDA
A esta música silente
que en el silencio danzamos,
sobran palabras, pues vamos
ardiendo en llama latente.
Danza de luz donde gira
entreverado el abrazo,
inefable, dulce lazo
de dos cuerpos sin mentira.
Beso que es dado sin darse,
piel que vibra y se estremece,
anhelo que más nos crece,
por más que se lo reprima.
Verso del cuerpo que rima
en su mutuo entrelazarse.
@
@
DE AQUEL TÓRRIDO ROMANCE
Creo a veces no pasó,
de tanto tiempo pasado,
quizá yo lo haya soñado
o mi mente lo inventó.
Solo sé que nos juntó
(paradojas del invierno)
el instante casi eterno
de aquel tórrido romance;
fue tu adiós absurdo trance
luego del beso más tierno.
Bien sé del disfraz fraterno
que es una burda ilusión,
que arropa a la sinrazón
todo anhelo sempiterno.
Idilio tornado infierno
son tus pétalos de espinas.
Tú no sabes, no imaginas
cuánto pude yo quererte;
de ti le hablaré a la muerte
si me hallare en sus neblinas.
En las horas peregrinas
que los días van labrando,
me voy en ti reencontrando
sin espacio para inquinas.
Es así que te avecinas,
amor terco, amor demente.
Sé que es poco convincente
decir que yo te recuerdo
cuando no gano ni pierdo
ni te busco entre la gente.
Verso que brotas urgente
cuando ya no es necesario,
recibiendo tu salario
de una pena impenitente.
Voz de ayer en mi presente,
pasado que no pasó.
De restarte quedo yo
insepultando el amar:
mal puede cicatrizar
la herida que no cerró.
@
@
DE PUERTAS Y VENTANAS I
Cuando se cierran las puertas
y se callan las ventanas,
cuando se te abren las ganas
y están tus piernas ya abiertas,
cuando se quedan desiertas
las calles y arde esta prisa
con que vuela mi camisa
hasta anidar en el suelo,
me despeino yo en tu pelo,
prisionero en tu sonrisa.
@
@
DE TU CUERPO EL USUFRUCTO
De tu cuerpo el usufructo
disfruté una temporada,
hoy, de ese amor y esta nada,
la tristeza es subproducto.
Te extiendo un salvoconducto
por el servicio prestado;
sé que un poco me has amado,
yo también te amé, y bastante,
cuando fui beso y tú, amante,
despertándote a mi lado.
@
@
DÉCIMA PARA TI
Siento la misma tristeza
que descubro en tus ojitos,
esos mismos apetitos,
esta inefable certeza
de ese temblor que no cesa,
de aquel placer no extinguido.
En su futuro perdido
no me devano los sesos,
y te regalo más besos
pues todavía no me he ido.
@
@
DÉCIMAS A MI MUERTE
El día menos pensado
en mi camino a la casa,
como aquel que se retrasa
o se queda algo embobado,
me moriré atropellado
por algún hijo de puta.
No quiero se haga disputa
por yo ofender a su vieja,
mejor mandarle una queja
a quien le fijó su ruta.
Uno se va con lamento,
supongo seré cremado
o me tendrán congelado
para algún experimento.
No me harán un monumento
porque nada he conseguido.
Así, cuando haya partido
pocos habrán que recuerden
entre las cosas que pierden
un Adrián que han conocido.
También puede ser posible
que aparezca otra pandemia,
que me aqueje alguna isquemia
o me funda cual fusible.
Todo esto es cosa plausible
y es perspectiva debida.
No deja de ser temida,
pero olvidar es mejor,
dedicando mi fervor
a amar mi resto de vida.
@
@
DECLARACIÓN JURÍDICO-AMOROSA
Declárome yo culpable,
culpable y en contumacia
de procurar con audacia
reiterada, no excusable,
la llama en tu fuego amable
con tan sublime apetencia,
que no puede la inocencia
adjudicarse el motivo,
le habito, sueño cautivo
de tan dolosa querencia.
Preséntote la evidencia
para que el hecho ya visto
tenga su fallo previsto,
su consabida sentencia,
no apelaré tu clemencia,
¿condena? la pertinente,
he de expirar obediente
mi sanción sobre tu cama.
¿Justicia? Espera quien ama,
culpable soy, no inocente.
@
@
DEL HAMBRE, LA SED, LA NADA
«de mujer en mujer como un mendigo»
—Silvio Rodríguez—
Sed que mueve al corazón,
a extraviarnos por caminos
de exaltados desatinos
y entuertos de la razón.
Cruel e ingrata desazón
de quien la noche es testigo,
paroxismo en desabrigo,
soledad de malquerer,
buscarle en cada mujer
con el hambre de un mendigo.
Se halla a mi vera, conmigo
la ausencia de esa costilla,
su beso el verso me ensilla
a estrofas que desperdigo,
como el pan viene del trigo
y de generosa siembra,
de tal modo se desmiembra
y se encuentra en su raíz
dolor reacio al matiz:
hambre de un hombre sin hembra.
Hambre que en todo se lembra
a su caprichoso objeto,
hombre que muere sujeto
a esta sed que le machiembra,
cuerpo y procura, remiembra
de su costilla extirpada,
del hambre, la sed, la nada
antídoto pareciera,
fantasía verdadera
que secuestra la mirada.
Aquí te quedas grabada
en la luz de mi memoria,
sé que tu amor es historia
cual libro y puerta cerrada,
sé que esa grieta tajada
que se halla al sur de tu ombligo
ya no he de explorar contigo
como antaño acostumbraba,
cuando a tu carne me daba
sediento de amor, mendigo.
@
@
DESCERTEZA
No pasó, fue idea mía,
y no hubo ninguna magia,
mi mente se descontagia,
mas bien tarde, no sabía,
ni sé más, tu compañía
simulacro fue a latido,
no pasó, no ha sucedido,
fue un reflejo de falencia,
un rebrote de inconsciencia,
un reclamo sin sentido.
No es verdad, no he conocido
nadie que tenga tu nombre,
eres círculo y pronombre
de un fantasma repetido.
Desnúdote del vestido,
y en tu silueta vacía
nada veo donde había
certeza sin más palabra,
deserta, se descalabra.
No pasó, fue idea mía.
@
@
DESUBICADO
Tus labios, ya sin lujuria,
a mi corazón cansado
le llaman «desubicado»,
relamiéndose en la injuria.
Más me acusas: «insolente»,
y aún me increpas: «vil y necio»,
mueca ingrata de desprecio,
afectada, cruel, hiriente.
Pienso triste en ese sueño
en el que fuimos amantes,
y recuerdo los instantes
en los que nada importaba,
cuando era yo quien te amaba
y me nombrabas «tu dueño».
@
@
DISCIPLINA
La penosa disciplina
que me impide ir a tu encuentro,
me va quemando por dentro
y no encuentro medicina.
Me refugio en la neblina
de las cosas por venir,
guardo luto al sonreír,
y aunque me voy consumiendo,
a fuerza termino siendo
feliz, de tanto fingir.
@
@
DONDE
Donde la vida me aguarda,
me doy del todo en su abrazo,
desentiéndome del lazo,
del simulacro y la adarga.
Breve es la vida y es larga
la pura sed que convierte
en el anhelo más fuerte
nuestro instinto de vivir;
poco más puede añadirse
a lo que el espejo advierte.
Donde me espera la muerte
no tengo prisa en llegar,
voy absorto en el andar,
sin cuestionarme la suerte.
Nace en la materia inerte
el milagro de la vida;
brindo en cada despedida
por la magia del encuentro.
Tengo un corazón al centro,
con él juego esta partida.
@
@
DOS SOLEDADES
Dos soledades se besan,
sin siquiera acompañarse,
justo el tiempo para darse,
mezquinamente sopesan,
acábanse donde empiezan,
cuando se quiebra el latido,
sin buscar ni hallar sentido
más allá del breve abrazo,
desdibujándose el trazo
de un corazón dividido.
Dos soledades, repito,
desnudando la tristeza
por ser no acabada pieza
o el mecanismo de un grito,
por no saciar su apetito
con tantálica agonía,
su mal querer, vesanía
de una promesa en la arena,
dos mitades y una pena
con su otoñal sinfonía.
No tengo donde tenía
yo el aliento para darte,
ni tú puedes entregarte
con la pasión tan vacía.
Sucede la noche al día,
mueren y nacen las olas,
dos soledades tan solas
como solo pueden serlo,
miocardio que, de tenerlo,
yacería en las vitrolas.
Serpientes que por sus colas
muerden un aro infinito,
pago estéril y maldito
de esa afección que enarbolas,
tú vacilas, protocolas,
y del miedo haces virtud,
decrépita juventud
que en los ojos ya no se halla,
paradoja donde le haya,
dos soledades, yo y tú.
@
@
DULCINEA LA DIFUSA
Sin tener garbo de musa,
junto a mi adarga lo has sido.
Tanto he escrito conmovido,
oh, Dulcinea difusa,
sobre tal belleza ilusa,
que si llega la guadaña
a cercenar, cosa extraña,
esta cabeza, en mi apuro,
confesaré lo más duro:
más que musa, es musaraña.
@
@
EL AMOR EN TIEMPO DE EMOTICONES
Me has mandado un abracito
y mucho te lo agradezco.
No creo que me merezco
un romance tan bonito,
especialmente el pollito
y el gatico del te quiero.
Muchas gracias, te reitero,
el corazón me derrites.
Espero que me visites
y en prepararlo me esmero.
¿Qué decir de ese pandita
abrazando al otro panda,
la muy prolífica banda
de angelitos, la camita
donde te duermes solita
y levantas el pulgar,
la manita al saludar,
la otra legión de abracitos?
De verdad, son tan bonitos
que dan ganas de... llorar.
¡Son tantos emoticones
que me has mandado, querida!
Y sí, me alegras la vida,
pero quiero te cuestiones
si un besito en tus rincones
no es de mejor calidad
que toda esta cantidad
de afecto prefabricado,
digital y generado
para una más tierna edad.
@
@
EL AMOR Y LA RENTA
El amor no es suficiente
para pagar una renta,
y a veces no da la cuenta,
por mucho que se le intente.
Que el corazón es demente,
eso lo sabe cualquiera,
y tal vez no haya manera
más que dejarle partir,
amordazando el sufrir
de perder tu compañera.
Así es la suerte, de artera,
y no procede enjuiciarle;
es cosa noble brindarle
tu adiós sin inquina fiera
a quien no fue una quimera,
sino amada, amiga, amante.
Desearle a cada instante
lo mejor para su vida,
pues de cada despedida
lo que queda es lo importante.
@
@
EL ARGUMENTO DEL MIEDO
¿Que viene la ultraderecha
o el cocomunismo viene?
Son los mantras que conviene
recitar con boca estrecha.
Es lógica contrahecha,
pero siempre muy exitosa;
no cambia lo artimañosa
aunque mude su bandera.
El miedo es, como se quiera,
la baza más poderosa.
@
@
EL CAMINO
Entreverado el camino
de piedras y algunas penas,
vengo de lejos, muy lejos,
tráigome el alma sedienta.
Sé del dolor y la muerte
y otras cosas que aprendiera
no siempre de lo agradable,
pero también cosas buenas,
como el calor del amigo
o aquel amor que se entrega
entre dos seres humanos.
Sé de lazos que se quedan,
poco o mucho habré aprendido:
la vida fue mi maestra.
Me enseñó de poco a poco
y yo aprendí de su escuela
lo mejor que le he podido,
en horas que ya son muertas,
porque es el paso del tiempo
quien va cerrando la cuerda
que habrá de apretar su lazo
al llegar tu hora postrera.
Tengo casi el doble de años
que tuve cuando partiera
de aquel país donde el sol
me alumbró por vez primera.
Le dije adiós al partir,
pero no pensé que fuera
un viaje aquel de ida solo,
pues sabe bien quien regresa
que la vuelta no es posible
cuando abandonas tu tierra.
Que hay como un algo perdido,
de conexión que te aqueja,
algo que quiebra tu sangre
y que será tu condena;
una distancia que crece
cuando eres tú el que está afuera,
engañando a una memoria
que se llena de goteras,
como el techo de una casa
que un ciclón nos destruyera.
Dejé mi casa, mis libros,
y hoy solo tumbas me esperan
de algunos seres queridos
que dejé en aquella tierra;
algunos buenos amigos
que no sé si aún me sueñan
como yo les sueño siempre,
y un montón de fotos viejas
de lugares que existieron
y que el polvo demoliera.
Tengo mis hijos muy lejos,
tan lejos como esa tierra.
Está mi vida partida
en dos mitades enteras,
entre el estar y el partir
y una estrella por bandera.
Dejé mi casa, mis libros,
pero traje esa bandera
para servirme de abrigo
en esta tierra extranjera.
@
@
EL DESEO PEREGRINO
El deseo peregrino
de otra vez volverte a ver,
sé que es absurdo, mujer,
como una copa sin vino.
Aún te espero en el camino
y, en sueños, a ti regreso.
Mi corazón llevo en peso,
como un pájaro sin alas,
rematado por las balas
de un fusil con retroceso.
@
@
EL JACOBINO COBARDE
(A Jacques-René Hébert,
guillotinado el 4 Germinal del año II -24 de marzo de 1794-)
Se cuenta que, cuando Hébert,
caminó a la guillotina,
gritaba, casi se orina,
clamando por su mujer.
Es difícil comprender
cómo a tan cruel jacobino,
que no ponderó un comino
de otras personas la muerte,
faltóle el carácter fuerte
cuando enfrentó su destino.
Es muy humano el desatino
que a la muerte siempre invoca,
sobre todo si es de boca
para afuera; y si es el sino
tan macabro el del vecino,
nunca el propio, por supuesto.
Por eso yo le protesto
al que en matar vea un juego,
si es que, cuando muera luego,
sabrá morir en su puesto.
Cuando su cabeza al cesto
cayó, toda ensangrentada,
y se enfrentó con la nada,
yendo tan mal predispuesto,
es muy seguro que el resto
quizá se habrá preguntado
cómo un ser tan habituado
a la cruel Parca invocar
no se supo comportar
cuando le tuvo a su lado.
@
@
EL PRECIO DE AMAR
Me preguntas cómo puede
un corazón aprender
que el precio de bien querer
será la herida que quede,
ese dolor que no cede
y a veces nos sobrevive.
Dices más: ¿por qué percibe
el alma en su fantasía
como noble tal porfía
en que ni muere ni vive?
Ignoro si el corazón
(sea del hombre o mujer)
algo pueda esclarecer
de tamaña sinrazón.
En respuesta a esta cuestión
que me preguntas, amigo,
pongo al cielo por testigo
que nada puedo aportar,
pues en el arte de amar
saber mucho es un castigo.
@
@
EL REY PAYASO
Si por azar un payaso
se viste un día de rey
y en palacio se hace ley
su comedimiento escaso,
más que hablarse de fracaso
en hábito palaciego,
podemos ver el trasiego
de forma y naturaleza:
conviértese la realeza
en circo macabro y ciego.
El rey payaso, en su juego,
se saltará toda norma;
el palacio tendrá forma
de un recinto sin sosiego.
Consumiráse en el fuego
todo asomo de prudencia;
el payaso, en su indecencia,
hará de la payasada
rutina, y no tendrá nada
el reino, más que indolencia.
No hace falta mucha ciencia
para ver dónde conduce
un payaso que seduce
a la masa en su inocencia.
Con su carisma y presencia
será el corrompido fruto
que convierta en absoluto
el mal, y con su corona
su payasesca persona
será risa... luego, luto.
@
@
EL VENENO DEL AMOR I
Como si a mí me importara,
busco del mundo noticia;
me detengo en la franquicia
del horror, y, cosa rara,
siento como si encontrara
anestesia a mi dolor
cuando pienso, con temor,
que ya no vas a pasar,
que aún me queda por tomar
el veneno del amor.
@
@
EL VENENO DEL AMOR II
Es el más dulce veneno,
embeleso que te embriaga,
vela de luz que no apaga,
vino exquisito y del bueno,
ola de cruel desenfreno,
es la herida y su dolor,
el más perfecto color,
hoja de otoño en el viento,
es el más íntimo aliento,
dulce veneno de amor.
@
@
EN CADA TRAMO DE VIDA
Ignoro lo que me quede
viviendo el sueño de un sueño,
nace del alma un empeño
que la materia transgrede,
en el músculo que cede
y en la herida mal habida
no se da por advertida
la víscera impenitente,
dictador benevolente
en cada tramo de vida.
Laberinto sin salida
que viene y va hacia la nada,
guardaré tu enamorada
sonrisa hoy desvanecida,
guardaré la despedida
como guardaré el encuentro,
me servirán de epicentro
para el último temblor
que le tribute al amor
en mi pecho justo al centro.
@
@
EN EL CÓMPLICE AZOGUE DE TUS OJOS
Quiero estar en el cómplice azogue de tus ojos
y habitar en tu mundo de ciudad sumergida,
reclamando esas sombras en que el pudor olvida
silenciar al delirio bajo gruesos cerrojos.
Quiero intentar la alquimia de dos cuerpos en uno,
consumirme en tu abrazo y abrasarme en tu llama,
ser el viento, ser fuego, ser urdimbre en tu trama,
quiero más, de tu cuerpo ser ardiente tribuno,
ser pasión, ser el beso y en tu lecho incendiario
anegar tus ovarios de una esperma inclemente,
quiero hacerte el amor ignorando el calendario,
remediar con ternura cada falta doliente,
montar tus amplias grupas o ser tu misionero,
que susurres mi nombre. Nada más que eso quiero.
@
@
EN LOS SILENCIOS DE UN HARPA
Gozo explorarte desnuda
en los silencios de un harpa,
mi verso a tu pecho zarpa
y es en él, caricia muda.
Junto a esa carne velluda
donde tu labio es partido
me detengo complacido,
bebo de ti, me demoro.
El cielo casi avizoro
extasiado en tu latido.
@
@
EN PUNTAS DE PIES
No se parece al dolor
la grieta de tanta ausencia,
ni tiene el amor de ciencia
como tiene el desamor.
Gocé tu fruto mejor
y le gusté con placer,
«todo llega a perecer»
es el mantra que sabemos,
aunque otra ilusión guardemos
en lo profundo del ser.
¿Qué es eso que pude hacer
diferente de lo que hice?,
¿cómo fue que si te quise
de cuerpo y alma, mujer,
pudiese tu eco perder
y de tal magia asombrada
guarde solo en la mirada
la arbitraria sensación
de que junto al corazón
se halle tu boca tatuada?
Así, por la luz bañada,
habitásme tú la mente
y, entre lo cuerdo y demente,
lo eres todo siendo nada;
imagen tan despoblada
de luna y sol al revés,
tiempo del hoy y el después,
pues en su urgencia tan miope
llega el amor a galope
y se va en puntas de pies.
@
@
EN TORNO A UN CABALLO MUERTO
En torno a un caballo muerto
sentáronse a debatir
qué actitudes corregir
de aquel corcel. Un experto
debatió que no era cierto
el parte de defunción,
y que con mayor razón
compraríase más pienso;
con un tratamiento intenso
vendría la solución.
Tal obra la sinrazón
ante cosas evidentes,
desde insignes presidentes
hasta un humilde peón,
pues llegada la ocasión
es más fácil proseguir
sobre un error que admitir
un relincho equivocado,
cuando un camino trillado
nos falsifica el vivir.
@
@
ESA ROSA DEL DESIERTO
Esa rosa del desierto,
que en tu corazón habita,
renace aun siendo marchita
y te seduce a lo incierto.
Tentación dulce: estar muerto
para nacer a su vida;
sangre abierta, roja herida,
rumor del desasosiego,
la luz que te deja ciego
junto a la senda perdida.
Es en tu alma dolorida
donde anida su perfume,
el fuego que te consume
en tu cama destendida.
Ella es la mesa servida,
ella es el pan y el amor;
se cultiva con dolor
y sangra de sus espinas
allí donde no imaginas
pueda nacer una flor.
@
@
LA MAÑANA QUE PARTISTE
Plenimuerta en la penumbra
donde el olvido malvive,
así me obligo a pensarte
si un detalle me lo exige,
muchacha de abril, muchacha,
que bajo mi piel aún vives
como un souvenir taimado,
pues de venir sobrevive,
aparécesme de pronto,
mismo si nadie lo pide,
rechiflando una tristeza
que, como un perro, me sigue
cada vez que a vos te pienso
y a aquel cuarto en que te quise
mucho más de lo que piensas
o hayas juzgado plausible.
Lejanas tardes de ensueño
que por muy poco vendiste,
aunque digas que fue mucho
(mal que por ello me admire),
bien que el tiempo lo disfraze
y de otro modo se mire.
No importa lo que hoy maldigas
ni si luego desdijiste
tus afiebradas palabras,
que el repensar nada sirve,
o el que te premies pensando
cuán atinada estuviste
al deshacer aquel lazo
pues bien simple que se dice
que tan fácil destruyeras
eso que tanto quisiste.
Espejo de la inconstancia,
mi reproche se desviste,
como tu cuerpo en mi lecho
provócame a que delire.
Yo he simulado tu entierro
tantas veces que no existe
muerta más desenterrada,
y la evidencia se sigue
de que ya fue, que ya estuvo,
que poco o nada persiste,
solo el eco de una voz
en mi voz que se resiste
tercamente a desnombrarte
cuando es palabra imposible,
recordando un viejo amor,
pues algo como amor fuiste,
algo tremendo y hermoso
que tú misma no supiste
darle lugar en tu vida
la mañana que partiste.
@
@
ESE HUBIERA
Ese hubiera y ese hubiese,
precedidos por un si,
búscanme un verso de ti
que no pensé ya existiese.
Como resto del despiece
resguárdanme tu mirada,
pupila de enamorada
que me devoraba entero,
aquel delicado esmero
de tu voz justipreciada.
La caricia empalabrada,
sublime dardo en mi piel,
tan dulce como la miel,
antídoto de la nada.
Boca en mi boca encontrada,
sonrisa de luz perdida,
huella que, descolorida,
se me deshace en el viento,
eco de un dulce momento
en el azar de la vida.
Guardo tu imagen querida
en la quietud de mis noches;
le protejo de reproches
en su entrega bienvenida.
Justo al alba ya es partida
en la infinitud del mar.
Sé que te habré de olvidar
eventualmente, supongo.
De poco tiempo dispongo
para tanto amor-tajar.
@
@
ESPINELA
(A Kali Selene, que me ayudó a redescubrirla. Con gratitud.)
Ocho sílabas de fuego
sostienen su anatomía.
Surge de ahí la poesía
por diez versos que navego.
La décima es ese juego
donde el alma es la intención;
puede expresar la emoción
más vulgar y la más fina.
La espinela es esa espina
que canta en el corazón.
Tienen del verso primero
como un eco el quinto y cuarto.
De semejante reparto
al décimo le requiero
ser del sexto compañero
y del séptimo otra unión.
El resto, pareados son:
dos y dos en cada esquina.
La espinela es esa espina
que rima en el corazón.
Es un espejo en el centro
volcado sobre sí mismo,
dos mitades y un abismo
sobre ese punto de encuentro.
Brota el poema de adentro,
busca el verbo y su razón;
puede ser verso, canción,
inspiración repentina.
La espinela es esa espina
que sangra en el corazón.
@
@
EUGENIO Y LA NADA
Aunque ya no venga al caso,
contigo concuerdo, Eugenio,
mi amigo lleno de ingenio,
en que, como el vil bagazo,
cuando ha partido el lechazo
a encontrarse con su suerte,
incluso el hombre más fuerte
se queda como dormido,
con su miembro demolido
y el corazón como inerte.
Sé que esta duda te aqueja,
que quisieras insistir,
que no te puedes dormir,
que te has saltado una oveja;
pero, aunque pruebes con vieja
o con joven, es lo mismo.
Luego de ese paroxismo
sólo nos queda caer
en brazos de una mujer,
rodando libre al abismo.
Es cierto, como por magia
parece el amor partido,
casi desaparecido
tras una galactorragia.
Sé que eso a ti te presagia
muchos tristes sinsabores,
mas te pido que no ignores
que habrá de volver mejor:
renazca terco tu amor
como renacen las flores.
@
@
EXTRAÑANDO CON DISONANTE FINAL
Cuca es el diminutivo
para un nombre de mujer;
cierto, cuca puede ser
vocablo más conflictivo.
Evoca (no sé el motivo)
la intimidad femenina,
esa tan gloriosa esquina
donde los muslos confluyen,
grieta febril adonde huyen
dolientes por medicina.
Hombres con hambre canina,
hombres de toda calaña,
te invocan, Cuca, no extraña
que se te llame divina,
comparable a la morfina
que todo dolor sanaba,
paraje que así nombraba
la mujer con su recato,
fuente de todo arrebato
que el trovador sublimaba.
Aunque ya se anticipaba,
te extraño más que Extrañín
reclinado en su cojín,
y mira que él extrañaba.
Sufría, se devanaba,
aletargado en la yuca;
sufre aquel que no se educa
para extrañar con sosiego.
Al deseo no me niego
de frecuentarte... tu casa.
@
@
EXTREMITIS
Esa que tanto declama
contra el tan vil patriarcado,
la que siempre ha blasfemado
y sus derechos reclama,
no te asustes si, con drama,
te anuncia su “reversión”:
un día, a una religión
que le fuerce a andar cubierta,
al milagro boquiabierta
y presta a la sumisión.
Sé que parece ficción,
sé que nadie pensaría,
no es cosa de hechicería
ni de espíritu burlón.
Si me parece razón
esgrimible que, en la vida,
mientras más tensa y tendida
está la cuerda, al romperse,
la mente, al recomponerse,
busca ecuación parecida.
Y por eso, en su caída,
buscará lo conocido,
aquel mindset asumido
donde lo extremo es salida.
La nueva fe recibida
le brindará algún sentido
a un existir desabrido
donde le falta color
para ese fuego interior
del fanático aburrido.
A muchos he conocido,
empezando por mí mismo,
y aquel agente de un “ismo”
que se pretenda ofendido.
Si he de juzgar lo vivido,
me queda por declarar
que, en la vida, hay que evitar
el eslogan negro y blanco:
lo contrario es un barranco
difícil de remontar.
@
@
FLOR DE EXTRAÑA PRIMAVERA
Si es tu amor como imagino,
flor de extraña primavera,
¡con qué placer te bebiera,
como se bebe el buen vino!
Detiéneme en el camino
un pensamiento traidor;
emerge de mi interior
y, con certeza quemante:
serías qué buena amante
si tuvieras buen amor.
Si eres como te apareces
en mi alquimia del asombro,
suéñote yo y más te nombro
cuando mi cuerpo estremeces.
Despiértome y desvaneces,
siento un dardo del destino;
pasa el día y te adivino
en la vigilia enemiga,
sangre que el cuerpo me irriga,
si amas tú como imagino...
@
@
FUTURO IMPERFECTO
De lo que pudo haber sido,
¿qué más faltará decir,
sino que resta al “vivir”
conjugarse en lo “vivido”?
Desprovisto de sentido,
poco o nada puede hacerse,
ya que un camino, al torcerse,
nos lleva siempre más lejos;
son recuerdos que, de viejos,
parecen desvanecerse.
Les invoco a detenerse
como si aún posible fuera;
espectros son de quimera
en su ambiguo deshacerse.
Lo futuro está por verse
y el pasado ya ha partido;
queda el presente escindido
por tretas del corazón,
fermentando en la ilusión
de eso que quiso haber sido.
Eco soy de aquel latido,
suéñome en ti y en tu abrazo;
te guardo como un pedazo
de algún cielo prometido.
Explorando el sinsentido,
más te sueño si despierto;
barca soy buscando puerto,
tenue luz en la neblina,
ser que, al no ser, ni termina,
que, al no nacer, ni está muerto.
@
@
GATO NEGRO
Yo soy aquel gato oscuro
al que a una hoguera lanzaron,
ese infeliz que culparon
haciéndole pagar duro
su traza de ser impuro;
soy el loco del arcano,
el albino subsahariano,
aquel que sitio no encuentra
y que en su cuerpo concentra
odio y temor soberano.
Soy el judío marrano
y el murtad de la mezquita,
que el clérigo felicita
a quien mate por su mano.
Tengo el instinto temprano
de evadir todo consenso
(o al menos así lo pienso);
ni siquiera es culpa mía
ser el signo de herejía
sin una gota de incienso.
Soy a esconderme propenso,
comprensible si se mira
cuánto propicio la ira
y el resentimiento intenso.
No es grato verse indefenso
ni a la vera del camino,
quizás sea mi destino
recelar de multitudes;
me quedo con mis virtudes
y la etiqueta de un vino.
@
@
GENOCIDIO
(A los casi dos millones de armenios asesinados por la barbarie otomana entre 1915 y 1923)
Hoy que hablar de genocidio
es cosa ya tan banal,
y que se vuelve trivial
hasta provocar fastidio,
con su talento de ofidio
y sus mañas de sultán,
la cara de ingrato can,
con la expresión de una burka,
tan estúpido a la turca,
vemos al vil Erdogán.
Soberbio con su ademán,
dice que no hubo tal cosa,
que la culpa no se posa
en él, y que no verán,
contrario al pueblo alemán,
al turco de algo excusarse,
ni pensar en rebajarse.
«No fue culpa de Turquía,
fue de Armenia la osadía:
¿quién les mandó a rebelarse?»
Si algo puede adicionarse
es que esta excreta humanoide
no es que hable bajo un opioide,
es su forma de expresarse.
Turquía ha de refundarse
en su pasado otomano.
¿Genocidio tan lejano?
¿Por qué hablar de tal minucia?
¿Reconocer? cosa sucia
como sangre de cristiano.
En ese tiempo lejano
cuando pudo suponerse
que nunca más iba a verse
seducción en lo inhumano,
nadie pensó cuán temprano
era aún para aliviarse,
que llegaría a olvidarse
de Armenia todo el dolor
y del libro del horror
trataría de borrarse.
@
@
GRAMÁTICA SENTIMENTAL
Ya no puedo acariciarte
con mis manos, y por eso
este poema es el beso
imposible de entregarte.
Si yo pudiera alcanzarte,
en tu cuerpo lo escribiera
para que tu alma leyera
todo lo que por ti siento,
sin olvidarme un acento
y ni una coma siquiera.
Aprendiera a pronunciar
cada vocal en tu pecho,
consonantes de tu lecho
te invitara a hacer sonar.
Se pudieran conjugar
con los cuerpos cada modo,
procurando el acomodo
de los verbos con su ejemplo:
por ti adoraría el templo,
su más íntimo recodo.
@
@
GUALICHO
Pretenden engualicharme
unos ojos soñadores,
por oficio encantadores,
expertos en desquiciarme.
Buscan quizá engatusarme
con la voz enamorada,
su caricia empestañada
y el párpado cual embrujo,
soberbio y bello dibujo
donde aguarda una mirada.
Así recuerdo tu amada
aparición en mi vida,
la cama tan bien servida
cuanto hoy, triste y desolada.
Así, ríndome a la nada,
recordándome en tus brazos,
insepultos los pedazos
de ese sueño que forjamos
la tarde que nos amamos
con la sed de mil abrazos.
Tal cual compongo retazos
que invocan tu hechicería,
la huella que una sería
con la huella de tus pasos.
Conjuro que aquellos trazos
que le dan forma al destino
me devuelvan al camino,
deteniéndose a tu vera:
gualicho, ¡qué más quisiera
que se cumpliese tu sino!
@
@
HISTORIAS DE NO CONTAR
Pasífae, por locura,
quiso yacer con un toro,
y porque no hubiera un coro
divulgando su aventura,
dijo a Dédalo: «Procura
crearme atrezo de vaca,
que quiero probar la estaca
de ese torito bravío,
pues mi esposo, en su extravío,
hace rato no me aplaca».
El buen Dédalo destaca
por las artes de su oficio,
y un generoso orificio
preparó a la muy bellaca.
Cuando, con hambre cosaca,
el toro vio aquel portento,
con energía y contento
se lanzó para ensartarla
y no paró hasta preñarla,
dejándola sin aliento.
El niño nació un portento,
si exceptuamos la cabeza,
que más parecía pieza
de un taurino monumento.
Para no dar alimento
al murmullo y al rumor,
Minos guardó el deshonor
del monstruo en un laberinto,
sabiendo, por regio instinto,
que el silencio es lo mejor.
La reina, con gran pudor,
mucho trató de enmendarse
para que no volviera a darse
aquel uterino error.
A Dédalo otro favor
le pidió: que desplazara
el hueco, que lo situara
más arriba en la estructura,
para que, siendo montura,
del toro nunca se hablara.
Con tolerancia preclara,
Minos pronto aceptó al niño,
sin importar lo transniño
o su apariencia tan rara.
Así, la guerra declara,
y tras tenerla vencida
pide tributo con vida,
que lo aporten con premura
por ahorro de verdura
a su hijastro en la comida.
La reina, esposa cumplida,
siempre fue muy organizada,
dándole a Minos la entrada
y al taurino la salida.
Siendo tan bien atendida,
su carácter mejoró,
y al buen rey Minos le dio
otra hija aún más lozana,
del monstrico medio hermana,
a la que Ariadna llamó.
A este retoño trató
cual la niña de sus ojos;
no le faltaron antojos,
que el rey siempre le cumplió.
Todo aquello que pidió
y más, desde edad temprana.
Que comiera bien, se ufana
aquel padre en mil cuidados,
dándole al otro bocados
del tributo en carne humana.
Los griegos, de mala gana,
la merienda le aportaban;
al monstruo lo mismo daban
uno que cien, y su hermana,
siendo además muy temprana,
pronto se prendó de un reo
por quien ardió de deseo
nomás lo vio entre cadenas:
era aquel hijo de Atenas
a quien llamaban Teseo.
Se dijo: «No me lo creo
que mi hermano se lo coma»,
y a Teseo dijo: «Toma,
ten este hilo, pues yo veo
que matarás a ese feo
con un poquito de ayuda».
Teseo no tuvo duda
y del hilo se auxilió
cuando al toro despachó
en contienda peliaguda.
Ariadna, muy concienzuda,
esperaba por lo suyo,
y era tan grande su embullo
que casi aguarda desnuda.
Teseo pensó: «¡Menuda
la suerte que ya me espera!»,
y en alguna carretera
tomó las de Villadiego,
viendo su carrera en juego
y a Ariadna más bien hortera.
La trató como ramera
siendo de tan alta cuna;
no tuvo pena ninguna,
se portó como un cualquiera.
Ella casi desespera
cuando se vio abandonada,
y así fue que, de la nada,
apareció el dios Dionisio,
con quien tuvo mejor juicio
y de quien quedó prendada.
La historia está terminada
en este punto, supongo;
de más datos no dispongo,
y es mi versión novelada
de una tragedia empezada
con una llama uterina,
que casi causa la ruina
de todo un reino, una novia
ultrajada, hasta transfobia
con una nota taurina.
Se me quedó en la cocina
hablar de Dédalo el viejo,
el cual salvóse el pellejo,
y con Ícaro termina,
volando más que camina
con unas alas de cera.
El hijo se desespera
y al sol trata de alcanzar,
cayendo en picado al mar
por tan extraña quimera.
@
@
IGUAL ME DESACOSTUMBRO
Igual me desacostumbro,
cada día, poco a poco,
de la sensación que invoco
y en siete letras vislumbro.
De pronto no me apenumbro
pensando en lo que no debo,
ni muerdo el macabro cebo
que me tiende la tristeza;
me arreglo el rompecabeza
que en este corazón llevo.
@
@
INSTITUTRIZ
¿Quién sabe dónde estés, dónde te encuentres?
¿O si sepas que aún guardo, disipado,
aquel loco deseo desbocado
con que busqué tu vientre en otros vientres?
¡Tu seno en otros senos, seno ajeno;
tu boca en otras bocas, vida mía!
Tú me diste tu fuego en garantía
de noches por venir, el fuego bueno,
fuego artero que en sueños insondables
vuelve a mí con las huellas memorables
de tu clítoris magnífico y abrupto.
Fuiste tú, profesora en lo profano,
y eres hoy la nostalgia del balano
de quien fue tu escolar algo corrupto.
@
@
LA COSTUMBRE DE CALLAR
La costumbre de callar
se va metiendo tan dentro
que va pudriendo tu centro
sin que ya pueda sanar.
Podas un día el hablar
por no ofender a fulano;
al siguiente es a mengano
a quien mejor no se toca,
y así te coses la boca
por juzgar que es lo más sano.
Tal es el doble pensar,
y no es que no lo conozca.
Como un tornillo, de rosca
y orificio puedo hablar.
Sé que podrás alegar
un pretexto humanitario,
generoso, solidario,
pero el pretexto no importa:
tiene la vista muy corta
quien del verbo es carcelario.
El déjà vu es evidente,
al cancelar la palabra
una sociedad se labra
el cinismo de su gente.
Tanto eufemismo indolente
solo sirve a perpetuar
el abismo entre el pensar
y el decir, la vil mentira
que tras la risa transpira
la costumbre de callar.
@
@
LA HERMOSA MUJER
Cual un sol, tan clara y bella,
toda es luz frente a la sombra
acechante que le nombra;
siente el eco de una estrella.
De labio y ola su boca,
de carmín su beso escrito:
algo lejano, bendito,
con latido amante invoca.
Tal amoroso delirio
de su sísmica cintura
muestra un alma vieja y pura,
con la fragancia de un lirio.
Tal es la hermosa mujer,
la hermosísima mujer.
@
@
LA RED
«some people call it a trick of the underworld
and others call it love of the first spring»
—το δίχτυ—
En tu camino de vida
habrás de verte atrapado,
algún día, y desquiciado
pugnarás por la salida,
pues de una red a medida
de ti mismo estarás preso;
será invisible y, por eso,
más difícil escaparte;
quizás lograrás salvarte,
aunque no salgas ileso.
De esa red de signo avieso
serás reo en la inconsciencia,
consumido de apetencia,
trastocando nudo y beso.
Entre sus mallas, poseso,
sabrás de dicha y dolor,
y entenderás el temor
con que le invocan los hombres;
esa red tiene mil nombres,
todos riman con "amor".
@
@
LA TIRANÍA DEL ALGORITMO
El algoritmo es tirano
que a muchos marca la pauta;
suena bien lo de internauta
para el siervo cotidiano,
que alguna vez fue un humano
y gozó de autonomía;
hoy vive la fantasía
que un tecnócrata recrea:
no existe, sino googlea
a la luz de un ciberdía.
Su adicción es también mía,
pues, si bien tengo consciencia,
la soledad no es licencia,
sino cibercompañía.
Ilusa y pobre osadía
querer salirse del ruedo:
al tirarse un ciberpedo,
aquel también huele mal,
aunque su aroma virtual
nos exonere del miedo.
Sonríome mientras puedo
con mi post notificado:
un robot lo ha reportado,
que una policy transgredo.
Reconozco que me excedo
con verbos inoportunos
para un mundo de ovejunos,
de más Tánatos que de Eros,
un multiverso de ceros
que no llegan ni a ser unos.
Si, como dicen algunos,
se adviene una tecnopía,
me reservo la porfía
de mis instintos viejunos.
Que sean o no oportunos,
achácaselo al biorritmo;
yo seguiré a contraritmo,
siempre un poco a mi manera,
aun no siendo lo que espera
“Su Majestá” el algoritmo.
@
@
LA VERDAD Y LA LUCHA
«La verdad es relativa, pero la lucha es absoluta»
—Mao Zedong—
Dijo un chino, sin disputa,
su frase definitiva:
es la verdad relativa,
mas la lucha es absoluta.
Comprendo que alguien discuta
(como un templo) esta razón;
estaba claro el cabrón
y dijo cosa sabida:
en la lucha por la vida,
la certeza es ilusión.
@
@
LAS MUECAS DE LOS ESPEJOS
Te parece que fue ayer
y, sin embargo, hace tanto
que el porvenir, con su encanto,
era razón para el ser.
Absurda cosa es prever
y aun nos dejara perplejos
el aceptar que los viejos
pudieran tener razón,
porque es terco el corazón
y nace sin catalejos.
Las muecas de los espejos
nos recuerdan que la vida
tiene más de despedida
que de amor y sus reflejos.
En el pasado, a lo lejos,
reconocernos nos cuesta
sobre aquella mesa puesta
donde era promesa el mundo
y el sol un eco profundo
de un dado abriendo la apuesta.
Un día ya no molesta
la falsedad, la inconstancia;
se contemplan a distancia
sin reproche ni protesta.
Crecer duele y mucho cuesta
a la vida ir aceptando;
existir se va tornando
balance de logros, daños.
Supongo que con los años
uno se va acostumbrando.
@
@
LEYENDO A IBN KHALDÚN
El tiempo recio genera
un hombre a su semejanza,
aquel que, de su pujanza,
cosecha en la sementera;
mas la bonanza no espera
y pronta genera al necio
que destruirá, con desprecio,
lo que su mayor produjo,
y, así como por embrujo,
volvimos al tiempo recio.
@
@
LIMONES
La acidez de la tristeza
mal se asienta en la mirada,
sonrisa desenvainada
para un presente que empieza.
Siento que falta una pieza
en mi arsenal de razones,
pero dando tropezones
he de llegar a algún lado;
mi naipe no está marcado
y es un as de corazones.
Remóntame en el recuerdo
aquel verso que maldije,
lo que dije o que no dije
cuando el callar era cuerdo.
Es cierto que a veces muerdo
y rehuyo la manada;
tengo una herida encarnada
y una visión de dragones.
Si el amor te da limones,
hazte buena limonada.
@
@
LLUVIA FINA
De a poco se va pasando,
nos lo dice la experiencia:
el dolor es la consciencia
de una herida, al ir cerrando.
Dolor que se irá cebando
en tus noches sin mujer,
lluvia fina que, al caer
sobre el cuerpo, le revive
como el agua en ese aljibe,
dentro, muy dentro del ser.
@
@
LOS BESOS QUE NO HAS BRINDADO
Volverá de otra manera
el calor de un ser amado,
los besos que no has brindado
te hallarán como a cualquiera.
Se sentarán a tu vera,
a tejer tu bienestar;
quizás tarden en llegar
o estén tocando a tu puerta,
con la ilusión más que cierta
de poder volver a amar.
Volverá ese manantial
de agua viva a poseerte,
y volverás a creerte
viviendo un sueño real.
Sentirás tan especial
que harás de ese amor bandera;
volverá la primavera,
aunque sea crudo invierno;
volverá su beso tierno,
vendrá a ti de otra manera.
@
@
ME LLEVARÉ ESE CONTENTO
Me llevaré ese contento
que da el amor compartido,
aquel sentirse querido
con tan entrañable acento.
Si aún existe sentimiento,
mientras me coma el gusano,
sostendré que no fue en vano
el beso aquel que me diste,
que el hombre que conociste
fue a tu lado más humano.
@
@
MEMORIAS
Si arrastré la memoria de haber sido
un torpe adolescente, ingenuo incluso,
de mis propias mentiras un recluso,
retumbante silencio en el sonido.
Si fui bala buscando en su reclamo
una herida imposible, ave sin nido,
ciego el ojo al dolor, mudo el sentido,
un «adiós» donde debió ser un «te amo».
Si en la inútil pregunta que se olvida
fui respuesta que llega, verbo aciago
o empiernado entre sábanas naufrago,
procurando de una esfinge diluida
la razón que aún me cure del cinismo,
¿qué ofrecerle a mi ser sino el abismo?
@
@
MI REINO POR UN POEMA
Mi reino por un poema,
aunque reino ya no tengo;
terco el cálamo sostengo
de esperanza y de dilema.
En esta hoguera se quema
mi corazón al nacer
a la verdad; puede ser
que el vuelo muera sin ala,
como el mañana que exhala
en un nombre de mujer.
@
@
MOOSEHEAD
Te sientes desconcertado,
nunca lo hubieras previsto;
¿cómo es que, siendo tan listo,
tu cabeza han adornado?
Esos cuernos que han brotado
te dejan muy adolorido.
No te sientas compungido,
yo quisiera que entendieras
que las mujeres más fieras
son las que hacen menos ruido.
@
@
MUJER DE FUEGO
En mi hora de vigilia y en mi noche,
el fulgor de tus llamas me obsesiona;
más te pienso y la sangre se amontona
en la arteria de anhelo sin reproche.
Es un pez, en mis sueños, cada beso
por el río en tu pelo sumergido.
Al soñar, desabróchote el vestido,
dices «ven» y obedézcote poseso.
Entro a ti, ya accediendo al dulce ruego;
es tu rostro el que estalla, quedo ciego
casi al fin de la lluvia. Por hallarte,
naufragué entre tu entraña carnicera,
y he podido saber que para amarte
no me alcanza, mujer, la vida entera.
@
@
MUJER
Ya sé que algunas facturan
y otras se dan por la libre,
que a algunas tienta el jengibre
y otras con besos te curan.
Son bellas cuando maduran
y cuando es joven su ser,
al verles su amanecer
velando su hermoso sueño,
cuando te nombra “mi dueño”,
dulce, una voz de mujer.
@
@
NO LE TEMA
No le tema a esa mujer
en que se está convirtiendo,
déjela estar y sintiendo
que es lo mejor de su ser.
Déjese un poco querer,
que usted bien se lo merece.
No se amilane, no empiece
a engañar su corazón;
no le quite la razón,
déjelo ser como fuese.
¿Le extrañará si dijese,
para que usted lo escuchara,
«¡Fortuna al hombre que amara
a tal mujer y no fuese
más que de ella, y más tuviese
que una vida para darle!»?
¿De qué manera entregarle
tanto amor a tanto beso?
Tiento al deseo confeso
de con amor hechizarle.
Señora, debo contarle
que se aparece en mis noches,
que hacemos juntos derroches
y aún es poco para darle;
que mi deseo de amarle
es tal que se arremolina,
que su mirar me fulmina
y me tiene atolondrado,
como un potro desbocado
tras una yegua divina.
@
@
NOCHE ADENTRO
Noche adentro nos amamos,
cálida y negra espesura,
a galope en tu cintura
todo el amor nos robamos.
Las promesas que callamos,
silente alquimia de encuentro,
gravítanme a tu epicentro,
sísmica grieta bivalva.
Nos amamos hasta el alba,
nos amamos noche adentro.
Amor tan pluscuamperfecto,
amor de gerundio, amando,
huella febril que desando,
sendero y bien predilecto.
Es el amor tu arquitecto,
oh edificio que formamos.
Cuerpo a cuerpo te invocamos,
noche y pasión desatada,
noche en la noche enlazada.
Dentro, y noche, nos amamos.
@
@
FILTRO DE AMOR
Una y mil veces no debo
ser por ahora tu amigo,
la noche es mi fiel testigo
de que, durmiendo, me bebo
tu cuerpo, y con él renuevo
un pacto que ya no existe.
Ese filtro que me diste,
por lo visto, aún te funciona;
mi corazón te menciona
al llorar su noche triste.
@
@
NOMBRE DE TANGO
Malena es nombre de tango,
vestida va de azucena,
no sé si oculta una pena
tras su mirar de alto rango.
Su color, rojo fandango,
(el de su blusa y sus labios)
me hace invocar astrolabios
de una caleña dulzura,
un abismo de ternura
que hace temblar a los sabios.
De la mítica Palmira
viene esta reina Zenobia.
Sus lindos ojos de novia,
¿de mirar quién no delira?
¿Quién no siente que conspira
en su boca el universo?
¿A quién no intriga el anverso
del árbol en su medalla?
En la quietud de su playa
se aquieta el mar y este verso.
@
@
NOVENO MANDAMIENTO
Sabes que eso no ha de ser,
pero aun así te empecinas
a observar desde una esquina,
tentado, aquella mujer.
Deseásla sin querer,
eso ya lo tienes claro.
Que insistas es lo más raro,
en empresa tan demente;
sabes que no es inocente,
que raya casi en descaro.
Muchas veces te lo dices,
pero la mente traiciona;
al verla, algo se amontona
y hace que aún te ruborices.
Intentás crear matices
permitiéndote el chamuyo.
No es que te falte el murmullo
de tu consciencia sabionda;
quisieras que te responda
de una vez tu puto orgullo.
Mejor mantenerse lejos
de no poder evitar
la traición en tu mirar
y un juego tan vil de espejos.
Es muy cosa de pendejos
codiciar mujer ajena;
sientes vergüenza, condena
desear lo que no debes,
bebiendo como te bebes
el amargor de una pena.
@
@
CON ENE DE NOCHE TRISTE
Con «ene» de noche triste,
junto a la «a» de una antimonia,
una «dé» que testimonia
este dolor que me embiste,
a otra gris «a» que se viste
de ausencia mal compartida,
escribo “nada”, y la herida
agranda su surco rojo;
arde su ardor y yo escojo
la amnesia bien asistida.
@
@
PARA EL OJO QUE NO MIRA
Para aquel ojo travieso
que ocultan esas colinas,
tan próximas, tan vecinas,
que entre sus faldas tropiezo,
comienzo un poema, empiezo,
pero nunca lo termino;
se me queda en el camino
como un verso a Polifema,
me obliga a mudar de tema
cierto pudor peregrino.
Un día en que a su vecino
vuelva a hacerle la visita,
me daré una escapadita
mesurada y con buen tino.
Importa que tu intestino
haya observado el ayuno;
¿viento? Muy poco o ninguno,
pues del olfato es enojo.
Aunque no se entere el ojo,
no hay cuidado inoportuno.
Mucho me consta que a alguno
tanta licencia no agrade,
y que hasta incluso se enfade
e invoque un dogma viejuno.
Pero apuesto hay más de uno
que, con otra sobre el lecho
(y a pesar de ser estrecho),
se aficionen del chiquito:
el pobre es más bien feíto,
pero tiene su derecho.
@
@
OLVIDANDO QUE ES GERUNDIO
Cada día un poco más,
y libre de todo infundio,
olvidando que es gerundio
yo encuentro un algo de paz.
Tengo un sueño, y tengo más:
tengo a Dios, tengo un camino.
Son las cosas del destino
las que comienzan a hablar;
hoy las trampas del pensar
no me importan un comino.
@
@
PARADOJA
¿Por qué, si es cómodo y bueno
vivir sin una emoción,
se resiente el corazón
de ese insípido veneno?
¿Por qué no aceptar el freno
como un mantra saludable,
requisito indispensable
para una vida sin duelo?
¿Por qué añorar todo el cielo
si el vacío es confortable?
@
@
PERSONAS
Personas que en el camino
te encontraste, esas personas
que al verlas no te cuestionas
cómo cambian tu destino,
al nombrar tu desatino
y al hacértelo entender,
seres amables que ayer,
por unos breves momentos,
fueron luz en sus intentos
por ayudarte a crecer.
¿Cómo pudo suceder
que nunca más se les viera?,
¿cómo expresar la manera
en que se hicieron querer?
Ese abrazo, aquel saber
que se infiltró en tu razón,
su huella en tu corazón,
lejana, más no perdida,
legado hermoso en tu vida:
sanarte fue su misión.
Te desvela esa impresión
de que faltó gratitud
por compensar tal virtud
en su justa dimensión,
de que no hubo la ocasión
o que fue solo un instante.
Tal es nuestra vida andante
por esos rumbos de Dios:
vivir es solo un adiós
con un discreto semblante.
@
@
POEMA DE AMOR A UNA DAMA
Dama renuente que inspira
aun negando toda audiencia,
urgida es más la presencia
donde su falta conspira.
Bien sabe que no es mentira
que busque mi alma la suya,
sin que ceda o disminuya
este afán de procurarle
querencia noble, de amarle,
pese a que esquiva rehuya.
Tal vez por temor intuya
que se puede complicar,
porque inténtole yo amar
mientras la sangre me fluya.
Sueño mi cuerpo confluya
con el suyo en tierno abrazo,
hasta perderme en el trazo
de su amada anatomía,
hasta sentir que ella es mía
y yo de ella, en mutuo lazo.
¿Cómo aislar aquel chispazo
que luego tórnase en fuego,
o, invocando el desapego,
decir adiós de un portazo?
Siéntote en el espinazo
y en regiones aledañas.
Amor, con tus artimañas,
bien mayor que desposeo,
eres la llama, el deseo
que brota de mis entrañas.
@
@
POR SI TE LO HAS PREGUNTADO
El hombre, en naturaleza,
tiene dualidad curiosa,
y en tal hecho es que reposa
esa angustia que le pesa.
Por tener una cabeza
que se asocia con su nombre,
y otra más, que tiene el hombre,
algo calva y que no piensa
(se le considera ofensa
el que en público se nombre).
Logra la fama y renombre
si la primera endereza;
la segunda, con pereza,
no logra nada que asombre.
Y porque no se trasnombre
la una y la otra al declararse,
desmáyase una al pararse
la de abajo en altivez...
¿Por qué las dos a la vez
no podrán compaginarse?
El caso pudiera darse
(no lo afirmo ni lo niego)
de que alguien, viéndose en juego
de sin su calva quedarse,
muerte atroz prefiera darse
antes de verse amputado.
La opción de un descabezado
referido a la pensante
es metáfora hilarante,
por si te lo has preguntado.
Habrá algún decapitado
que proteste, si es que puede,
diciendo que el que se quede
sin cabeza, está acabado.
Pero dejando de lado
tamaña disquisición,
volvemos a la cuestión
que una abuelita sabía:
si es por la bicefalia,
los hombres, uno y dos son.
@
@
PREGUNTAS RETÓRICAS PARA UNA DAMA
¿Será acaso lo desnudo
estar sin nudo, atadura?
¿Será justo en tu cintura
donde existo, luego dudo?
¿Tendrá acaso tu velludo
algo bello en su motivo?
¿Será el venir reflexivo
otra manera del irse?
¿Por qué invocar el morirse
cuando más dulce el arribo?
Si me encuentras pensativo,
pero en ti, ¿lo ensimismado
será acaso entimismado,
puesto que eres mi motivo?
¿Será el abrazo abrasivo
si al abrazarte, te abraso?
¿Puede llamarse fracaso,
luego de hacer el amor,
deshacerle su fervor
sigilosa, o de un portazo?
@
@
PROYECTO DE TATUAJE
Un beso voy a tatuarme,
de esos que nunca me has dado,
a ver si logro que un hado
alcance a recompensarme.
Sé que debo comportarme
y no sentir la impaciencia,
mas muérome de apetencia
pensando en ti, mi locura;
recordarme en tu cintura
es un dardo a la consciencia.
Desconozco si en su ciencia
recetará un alquimista
algún elixir que asista
a aquel que sufra de ausencia.
No atribuyo a esta dolencia
más padecer del que tiene,
darle un remedio conviene
pues lastra profundo el alma
este amor que de mi calma
me enajena si no viene.
@
@
PUDO SER
Cuando a veces tu recuerdo
coquetea con la sombra
y en la penumbra me nombra
con matices que ya pierdo,
siéntome obtuso y tan lerdo
que prefiero no pensar:
¿por qué no pudo pasar
si estaba todo por ser?
¿Cuándo se hizo malquerer
lo que anunciábase amar?
Eso de que el tiempo cura
es verdad muy solo a medias;
experto en tragicomedias,
suelo esquivar la locura.
Aunque tu recuerdo dura,
le hablo con filosofía;
me pregunta qué sería
si no se hubiera cortado
ese amor tan delicado
con visado de ucronía.
Sí, sin duda pudo ser
amor bueno, amor hermoso;
pudimos plantar el gozo,
pudimos verlo crecer.
Pero nunca fue, mujer,
y esa frase es el meollo.
No es que te faltara apoyo,
no fue el cómo ni fue el qué.
Pudo ser, pero no fue:
nunca te salió del bollo.
@
@
QUASI ALLEGRO MA NON TROPPO
Te marchaste de mi vida
sin precisar un portazo,
me dejaste algún pedazo
de ternura bien habida.
En tu imagen detenida
guardo unos versos que arropo,
obstinado como un topo
te pienso mientras me alejo
con este recuerdo viejo:
quasi allegro ma non troppo.
@
@
QUE NO SEA
La paradoja de verte
será tu imagen quebrada,
la idea decepcionada
como un cadáver inerte.
El precio en reconocerte
se esconde en velos y paños,
demórome en los peldaños
de una imposible escalera,
me detiene una barrera
de pensamientos extraños.
Algo te enseñan los años
y es que el precio mucho importa.
No tengo memoria corta
ni me faltan desengaños,
al sopesar entre daños
y beneficios posibles
me retracto a los risibles
argumentos de la ultranza,
el alma un poco se cansa
de fijar con imperdibles.
Detalles tuyos queribles
que aumentarán a distancia
su estatura, extraña mancia
de ucronías concebibles,
fantasmas insumergibles
tarados de invalidez,
me sumerjo en avidez
de un río, fluyo en la mente,
signo soy, contracorriente
en la memoria de un pez.
Imagen viva, al revés
de todo aquello que creo
plausible, y aunque deseo
la sed de verte otra vez
se me va con rapidez,
tu imagen revolotea,
se deshace, no franquea
esa puerta que le abrí.
Si es que no va a ser así,
mejor será que no sea.
@
@
QUE YO SEA UN PERDEDOR
¿Qué yo sea un perdedor?
Lo dijo una “mariposa”,
el que cultiva una rosa
no es quien arranca la flor.
En estos temas de amor
la suerte lleva su parte,
no basta con entregarte,
importa mucho el a quién,
no siempre te saldrá bien,
pues más que ciencia es un arte.
@
@
QUIÉN
¿Quién te dijo que el amor
se extingue por reprimirlo,
que forzado a desdecirlo
dilúyase en el dolor?
Más crece y dobla su ardor
siendo materia inflamable,
de contumacia culpable
y en lo imposible un rehén,
conspira, supremo bien,
con su aliento insobornable.
Doy a esa voz inefable,
en mi silencio acomodo:
¿Cómo afrontar de otro modo
sentencia tan miserable?
¿Qué habrá de menos amable
que el no poderte alcanzar?
¿Quién díjote que el callar
se equipara con la ausencia?
¿Por qué dar a la apariencia
el poder para juzgar?
@
@
RECLAMO GRAMÁTICO-AMOROSO
Soy tu sujeto perdido,
a la nada sujetado,
sin rastro de predicado
y sin sintagma, aturdido.
La sintaxis me has herido
sin yo darte una razón.
Mudaste un verbo de acción
a pretérito perfecto;
elegiste el modo abyecto
de separar mi oración.
No juzgo tu reacción
gramatical emprendida;
quizás no hubo otra salida
ni posible explicación.
Es triste la decisión
de no conjugar tu verbo
con tanto lúdico acervo
que define al sustantivo.
Soy tu caso acusativo,
tu defensa me reservo.
De tu gerundio conservo
lo mejor que me dejaste:
la entrega con que besaste
estos labios donde hiervo.
Cuando al pensar desacerbo
tu recuerdo infinitivo,
el género intransitivo
donde no olvido ni quiero
ese, tu beso primero,
y este, mi verso cautivo.
@
@
RESONANCIA
Como la impronta de un eco
regrésaseme en tu acento,
de un verbo lanzado al viento
la sinrazón que hipoteco.
Tal vez sueño, tal vez peco
ignorando la distancia;
quizá deliro una mancia
de palabras que se besan
cuando al silencio sopesan
en su mutua resonancia.
@
@
REVERSO DEL IR MURIENDO
No seré yo quien lo invente,
ni aquel que mejor lo diga:
que, en dejando la barriga
de su madre y ya consciente,
sueñe el chiquillo inocente
con ser persona mayor,
luego crece, y no es menor
de esos años la añoranza.
El porvenir nunca alcanza
y, si se alcanza, es peor.
De procurar un mañana
siempre elusivo en la mente,
olvidamos el presente
que se va por la ventana.
En la trampa cotidiana
trabajamos por dinero;
a él nos damos por entero,
pero este no nos devuelve
la salud que se disuelve
con aliento funebrero.
De esta paradoja vieja
la autoría no pretendo;
tanta es verdad que le arriendo
a su versito mi oreja.
Entre la risa y la queja
es memento y conocido
como mori de morido,
errata cruel del viviendo,
reverso del ir muriendo,
creyendo que hemos vivido.
@
@
SENTIMIENTOS
El sentimiento es algo misterioso,
muy poco dado al algoritmo cierto,
como esa flor que brota en el desierto,
ola bravía de algún mar furioso,
barco a deriva, el alma en su aventura,
misterio y signo de un lenguaje oculto,
cadáver predilecto, lo insepulto,
noble alquimia que habita en la locura.
Ya que pierdo yo en ti calma y reposo,
déjame honrarte, entraña de la vida:
haces del hombre un algo más que hueso
y que carne, esa celda donde, preso,
marca días por cada hora perdida.
Resiéntome el vivir como un esbozo.
@
@
SI CON SABOR A LUNA
(A una poetisa)
Si con sabor a luna yo te escribo
verso prístino, fiero y trepidante,
eco urgido de voz y equidistante,
simulacro es de guion poco atractivo.
Subproducto es el beso de una boca,
delicada ilusión que a ratos busco,
sinrazón de razones que me aduzco,
insistencia del mar sobre una roca.
Hasta el templo insepulto de una estrella,
que en tu pelo naufraga, negro manto
de azabache sin texto y sin querella,
va un delirio de orgásmico quebranto.
Llegue el verso hasta ti, no te lo abroches,
que se quede en esa luna y estas noches.
@
@
SI ES QUE HAY MAÑANA
Cuando te vuelva yo a ver, mi bien, si es que hay mañana,
simularemos que fue poco el tiempo sin vernos
y, al luminoso instante de entrerreconocernos,
nos amaremos tanto como dure esa gana.
Redimiré tus pechos de opresiones injustas,
como la cruel que sufren bajo el encaje artero;
libaré tus pezones con beso justiciero,
descenderé a profanar el monte si así gustas.
Encajado entre tus muslos me verás sonriente,
de la luz lleno cual sol al entrarse en su casa,
y serás luna ardiendo en la solidaria brasa
donde al amar se hermanan el sabio y el demente.
Te amaré sin razón, sin excusa ni ventana,
cuando te vuelva yo a ver, mi bien, si es que hay mañana.
@
@
SI LABIOS TUVIERA TANTOS
Si labios tuviera tantos
como tiene el mundo flores,
por cultivar tus amores
y deshacer tus quebrantos,
procurando tus encantos,
sin besos me quedaría.
El alba así me tendría
sin un resto más de aliento,
absorto en el sentimiento,
y aun así te buscaría.
Si labios tantos tuviera
como flores tiene el mundo,
en tu valle más profundo
y en tus cimas yo quisiera
que mi beso te cubriera
y poblase tu extensión.
Quisiera ser la canción
que cantas cuando estás sola,
el mar que te habla, esa ola
que rompe en tu corazón.
@
@
SI LOS JUGUETES HABLARAN
(Con afecto de colega)
De tus juguetes sexuales
me tengo por predilecto,
de tu orgasmo el arquitecto
con títulos vaginales.
Soy la cura de tus males,
consolador es mi nombre;
espero a nadie le asombre,
pues laboro con ahínco,
valgo más que un dedo (y cinco)
y poco menos que un hombre.
Ambiguo como un pronombre,
tus dedos me manipulan,
rumores hay que circulan
ensalzando mi renombre.
Soy discreto y gentilhombre,
fusiforme en mi estructura;
emulo a una verga dura
con velocidad variada,
disfruto verte saciada
sin un rastro de amargura.
Siempre listo en mi tiesura,
incluyo un aditamento:
lujurioso condimento
y vértigo de locura.
Si te da la calentura,
hazle entrar por la otra puerta,
esa que nunca está abierta.
Lo digo como una idea:
solo servirte desea
quien consuela y te despierta.
@
@
EL SUEÑO DE LA RAZON
Mujer de sangriento fruto,
sueña la diosa razón
un monstruo que su pasión
le ofrece como tributo.
No tiene aquel atributo
mayor que el de ser soñado,
fruto amargo, trastocado,
cercenado a guillotina,
realidad cruel y mezquina
del paraíso inventado.
@
@
SI TE MOLESTAS DEL MODO
Si te molestas del modo
en que tu duelo manejo,
es mi derecho, y me quejo
como mejor me acomodo.
Que ya te llevaste todo
es obvio, y no se me esconde
que solo olvidaste dónde
palpita el motor robar:
lo dejaste en su lugar
y ni siquiera responde.
@
@
SI YA HICIMOS EL AMOR
Nunca he llegado a entenderte
(diría si me importara).
Consúmote, fruta cara,
mas no intento poseerte.
Tenerte es como perderte:
anticipo del rencor,
copulamos con fervor
y hoy te marchas con un guiño.
«¿Para qué fingir cariño
si ya hicimos el amor?».
@
@
SI
Sí, procuro no pensar,
pero confieso he pensado,
ese recuerdo a tu lado
no cesa de retornar
a mi cerebro cual mar,
cual ola sobre la roca,
ese sabor de tu boca
tengo a la mía prendido,
proscribiéndome el olvido
en un verso que te evoca.
Sí, te juro que lo intento
deshacerme de tu imagen,
pero tengo poco margen
y navego contra el viento.
Siento tu beso y lo siento
de una manera tan viva
que no sé cómo describa
el deseo que te nombra,
como esa luz en la sombra
de una mirada furtiva.
Sí, comprendo que no ayuda
y que es contraproducente,
que es cosa de andar demente
o de gente testaruda,
que insoportable es la duda
de si me piensas también,
que se revuelve en mi sien
tu fantasma cuando duermo,
y que el despertar es yermo
como exilio del Edén.
@
@
SIAMESES
Uno y Dos eran siameses,
vivían en la tortura
de compartir la cintura
con sabidas estrecheces.
Llegaba a pasar a veces
disputarse un atributo
corporal y, de allí, el fruto
más penoso, el del rencor,
nació en Uno con dolor
cuando Dos mudó estatuto.
Aquel, sufriendo el tributo
que le obligaban pagar,
rabiaba de malestar;
su vida era amargo luto,
porque, si en plan disoluto
su hermano andaba en placeres,
este pensaba en mujeres,
mientras era visitado
su otro yo, que estaba al lado,
en ajenos menesteres.
«Hermano, ¿qué es lo que quieres?
—replicóle con vehemencia—.
No es que me falte consciencia
ni quisiera que sufrieres,
ya ves que somos dos seres
unidos por el destino;
damos al mismo intestino
tú salida, yo la entrada.
¿Qué te abuso? Para nada,
son los gajes del camino».
@
@
SOBRE SU LECHO DE FUEGO
Yo no buscaba encontrarte,
ni resentir esta extraña
desazón que ora me daña,
ora me lleva a buscarte.
Esta sed de procurarte,
este cruel desasosiego,
este anhelo sordo y ciego
de estar junto a ti, tendido,
como brasas que han ardido
sobre su lecho de fuego.
@
@
SOBRE UN VERSO DE ADRIÁN GIL (PACTO CON TU AUSENCIA)
Tengo un pacto con tu ausencia:
me dejas libre de día,
mas vuelve tu compañía
cuando la noche silencia
toda voz de la consciencia,
y vuelve el sueño en su arrullo,
tú con él, y en él confluyo;
justo al alba se despide.
No hay día que no te olvide,
pero en mis noches soy tuyo.
@
@
SOBRE UN VERSO DE JUAN GELMAN
¿Quién definió entre los dos,
quién dijo hasta aquí la sed?
¿Quién dijo entonces: «Bebed»,
quién tomó el sitio de Dios?
¿Quién estableció los pros
y los contras a una fragua?
¿Quién delimitó la enagua
opuesta a la desnudez,
quién de los cuerpos es juez
y quién dijo hasta aquí el agua?
@
@
SOBRE UN VERSO DE NERUDA
No me sostiene ya el pan,
me sostiene tu recuerdo,
las horas en que me pierdo
y que ya no volverán.
Dentro de mí, gritarán
el dolor de lo perdido,
lo tanto que te he tenido
sin mengua ni menoscabo,
lo absurdo de ser tu esclavo
y aun estar agradecido.
El alba es quien me desquicia
cuando su luz me desvela.
Tu ausencia no me consuela
ni ya resulta noticia.
En nada me beneficia
hablar del amor pasado,
verso que nace enlutado,
y apronta sus alas, triste
de añorar eso que fuiste
cuando estabas a mi lado.
@
@
SOBRE UN VERSO DE PEDRO LUIS FERRER
Sé que en el mundo hay dolor
y a la verdad se restringe,
que sólo triunfa el que finge
y soy muy mal fingidor.
Sé que el final del amor
puede ser tu piel vendida,
que es más feliz quien olvida
o mira para otra parte,
que a otro es más fácil juzgarte
que juzgar su propia vida.
Sé que en cada despedida
se nos va un poco del alma,
y que no exime la calma
del duelo en una partida.
Sé que aunque es cosa sabida
y vida es solo un segundo,
no deja de ser profundo
este miedo de morir
que enturbiará tu vivir
pero no es dolor el mundo.
@
@
SOLEDAD
Del todo nunca se quita
esta soledad que siento;
disfrázaseme un momento,
luego vuelve y me visita.
Procuro algo que compita,
invoco al ruido mundano,
piérdome en él, mas en vano,
porque en mis huesos anida
como la muerte en la vida
y lo divino en lo humano.
Busco en ella aliento hermano
de una compartida llama,
torpe ilusión de quien ama
reconocerse en la mano
de otro ser, y soberano
ser tanto como sirviente.
Mirada que, siendo ausente,
seduce y busca la mía;
ajena es su compañía,
pero el anhelo es presente.
@
@
SOLO EL CORAZÓN LO SABE
Donde te lleve el latido
de tu víscera motora,
nunca será en mala hora
ni ha de faltarle el sentido
a ser voz, verso atrevido
mientras la vida no acabe;
ser astrolabio y ser nave
de estelada singladura,
si es de cuerdos o locura,
solo el corazón lo sabe.
Templo de sobrio arquitrabe,
así es tu voz, dulce Rosa,
con su cadencia preciosa
entre lo agudo y lo grave;
voz que se eleva cual ave
secuestrando la emoción,
voz que vive en tu canción
como una esencia temprana.
¿Qué pena a tu amor se hermana?
Solo sabe el corazón.
@
@
SONETO DEL DESEO SERENO
Quisiera ser la luz en tu mirada,
reflejo de un amor que no se esconde,
morada de un latido que responde
al sueño de tu piel enamorada.
Perderme en tu quietud amanecida,
sentir que en tu calor el mundo es leve,
y en cada abrazo tuyo, suave y breve,
hallar la eternidad de nuestra vida.
No busco más que ser quien te acompaña,
quien rompe tus silencios sin quebrarte,
quien, sin dejar de verte, aun más te extraña.
Y si el deseo ardiese por tocarte,
seré la brisa fiel que no te daña,
mas sabe arder de amor solo al mirarte.
@
@
SONETO PARA UNA FLOR
«nobody, not even the rain, has such small hands»
—E. E. Cummings—
Sueño el roce febril, electrizante,
de su cuerpo menudo en el abrazo,
la corriente que surca mi espinazo
de sentirle a mi lado palpitante.
Y aún más sueño: sus ojos de gacela,
la caricia sensual que en su mirada,
con su mudo lenguaje, dice nada
y, en su hablado callar, todo revela.
Sueño incluso esa rosa al entregarse
como un eco invocando ecos lejanos,
eco antiguo a una flor que resucita,
sueño aun del cual la lengua se limita.
Flor hermosa, de tan pequeñas manos
que a la lluvia pudieran semejarse.
@
@
SÚCUBA
Una súcuba conozco
que de noche me visita;
siempre llega modosita,
como una imagen del Bosco.
Digo mal: le reconozco,
su cara me es conocida;
eres tú, mas atrevida,
pero igual siempre de bella,
lejos, cerca… tú, doncella,
sobre el lecho desvestida.
De su apetito es comida
mi cuerpo sin mezquindad,
pues me come a voluntad:
soy servido, ella servida.
Despierto y no está dormida,
pues con el alba ha partido,
y así empiezo, confundido,
gris otro día, fracaso,
malolvidando su abrazo
en la vigilia, perdido.
Tal vez eso que no ha sido
llegue al fin un día a ser,
y reaparezcas, mujer
(sueño sin estar dormido);
quizá me despierte uncido
al yugo y luz de tu vientre.
Pido que el día se adentre
por nuestro abrazo saciado,
y, en tu espalda enamorado,
súcuba, el sol nos encuentre.
@
@
SUEÑO
Sé que en su tiempo hay que amar
cuando es tiempo de reír;
otro habrá para sufrir,
para sentir y olvidar.
Sé que en la vida hay que dar
lo mejor de nuestro empeño,
sin fruncir el entreceño,
puesto que estamos de paso,
y la vida es un pedazo
inconcluso de otro sueño.
Sé que ese sueño nos sueña,
nacidos a la ternura;
sé que extravié tu cintura
cuando te creí mi dueña.
Sé que el alba se despeña
en un pacto que renuevo,
sé que te veré de nuevo,
o tal vez no, y me equivoco;
sé que el arcano del loco
llueve en la lluvia que lluevo.
@
@
TAJO DE VIDA
Hay que entregarse muy a fondo,
como de un mañana ausente,
cual en perpetuo presente
sumergirse, ir hasta lo hondo;
olvidarse lo sabihondo
en tu escarchado saber,
forzarte a desaprender,
nacer de nuevo a la vida
por esa grieta querida
donde la vida es mujer.
@
@
TE DIGO
Que a mi sábana le faltas,
y a un servidor ni te cuento,
que te despiertas, me invento
y con donaire me asaltas;
que en las mareas más altas
el cuarto pierde su techo;
que en el hueco de mi pecho
la cabeza depositas;
que en las noches me visitas
y en ti muero, satisfecho.
Mira, no tienes derecho
a tratarte de ese modo.
Busca a la vida acomodo
y encuentra mejor provecho;
regrésate aquí a mi lecho
y a esta sábana camera.
Halla la mejor manera
de no marcharte más nunca,
dejando una historia trunca
y un amante que te espera.
@
@
TEORÍA SALGADIANA DEL VENTILADOR CANCANEANTE
Para asuntos del amor
recordemos a Salgado,
el filósofo atinado
que hizo del ventilador
su metáfora mejor
para hablar de las mujeres.
Dijo aquel de aquellos seres:
«Si empezaran a hacer ruido,
tú, desconecta el fluido
y busca nuevos quehaceres.
Así, absorto en menesteres
que el ánimo tonifiquen,
dejarás que rectifiquen
su toc toc dichos enseres
domésticos. Si pudieres,
tras un tiempo de prudencia,
acércate y, con tu ciencia,
otra vez dales corriente:
tal es remedio frecuente
y antídoto a la pendencia».
@
@
TODO, NADA Y A LA VEZ
Mi oximorónica amiga,
bien poco es lo que me pides:
que olvide cuando no olvides,
recuerde cuando me diga
tu hermosa boca que siga
para siempre en un tal vez
o en un nunca y su revés,
sin conflicto y sin acuerdo,
algo loco pero cuerdo,
todo, nada y a la vez.
Tus demandas, como ves,
son fácilmente accesibles;
ya no digo que imposibles
como las alas de un pez,
gozan de tal candidez
que nos deja enmudecidos,
lúcidos y confundidos
por el más obvio misterio
(hilarante por lo serio)
de un despertarse dormidos.
Concluyendo, tus pedidos
satisfechos son al punto,
aunque mañana barrunto
sin más demora ni olvidos,
ellos te serán cumplidos
porque nunca podrán ser;
tú me has hecho comprender,
sin que ya me quede duda,
ni precise más ayuda,
lo que quiere una mujer.
@
@
TRES
La mente de una mujer
puede volverte aún más loco;
es mejor ir poco a poco,
sin tratarla de entender.
Aunque la quieres comer
con apetito perruno,
mejor observa el ayuno
y no te descorazones,
que, por buscar las razones,
no las encontró ninguno.
Te preguntas lo que hiciste
o lo que pudo fallar,
¿Cómo se hizo evaporar
eso que en sus ojos viste?
Tu mente así se resiste,
se detiene en los porqués:
¿Qué disipó su interés?
De respondertelo tratas.
No busques las cuatro patas
si ha tenido solo tres.
@
@
TRILEMA
Ay, señora, en su poema
sin quererlo me he extraviado.
¡Quien fuera ese ser amado
que tanto el alma le quema!
Me pierdo en un cruel trilema,
llego en él a divagar
con un solsticio lunar
y su ventana que espera.
¡Que en sueño me convirtiera
y en el suyo, despertar!
Es poco lo que le pido,
que siga usted describiendo
ese amor que está sintiendo
y que se niega al olvido.
Al leerle, conmovido,
desnudada su alma ardiente,
fuí cómplice entre la gente,
leí entre versos su abrazo,
víme atrapado en el lazo
de su corazón latiente.
Ay, señora, cuánta entrega
usted merece en retorno.
A sus palabras soborno,
me cuentan la pasión ciega,
desbocada y fiel, que anega
de fuego y luz su interior,
letras que me hacen actor,
la otra parte de sus besos,
tuétano amado en sus huesos,
noches mil, ebrias de amor.
@
@
TU LIBÉLULA
La libélula que ronda
por el valle de tu pecho,
usúrpame ese derecho,
pavonéase muy oronda;
envidio que allí se esconda
y hasta que pueda habitar
mi sitio de venerar:
dos altaneras colinas,
una de la otra vecinas
y hermanas al respirar.
Ignoro si en el amar
asistirá ella curiosa
a la escena deliciosa
de entrarse a ti como el mar.
No preténdasle guardar,
mientras vuelas y recalas;
he de exhalar si tú inhalas,
con la sinergia del gozo,
hasta que llueva copioso
mi sudor sobre sus alas.
@
@
TÚ QUE NO SABES
No sabes nada de mí,
y me alegro no te importe;
se aletarga aquel resorte,
cállome eso que viví.
Me importa que estás aquí
compartiendo este minuto,
soy feliz en lo absoluto
de un confluír sin dobleces,
como un río de dos peces,
lo dejo estar, lo disfruto.
@
@
ULISES
Voy atado al mástil recio,
ya me atribula tu canto;
previéndome tal quebranto,
usé un ardid que desprecio.
Habrá quien me llame necio
por amar a una sirena;
habrá quien cuente la pena
de aquel que, por conocerse,
se curó de enloquecerse
atándose a una cadena.
Muy lejos de toda arena,
sus labios que ya adivino
extraviáranme el camino
de no ser yo quien ordena
por guardar mi alma serena
y observándole inasible,
educarme a lo imposible
por fuerza, que no de grado,
temiendo ser devorado
por una pasión terrible.
@
@
UN AMIGO ME COMENTA
Un amigo me comenta
que yo sufro de despecho;
la poesía que te he hecho
de eso le hace darse cuenta.
El poema, se lamenta,
habla de ti en demasía,
le ilumina la porfía
a la que mi alma sucumbe,
y aunque dice no le incumbe
se inquieta por mi alegría.
Desamor, me diagnostica,
con obsesión hipertensa.
Al leerme es lo que piensa,
y me sugiere, platica,
que googlée una botica,
vaya y me compre un calmante,
que frecuente nueva amante
o que me dé a la bebida
para hidratar una vida
que él percibe agonizante.
Amigo, ¿cómo explicarte?
Es cierto ese sufrimiento,
pero no es de este momento.
Para rimar y con arte
conviene dejar aparte
el excesivo dolor;
por eso viene mejor
cuando el dolor ya ha pasado,
aunque reste desfasado
el legado de ese amor.
Buen amigo, lo que ves
fue el colapso de una estrella;
solo te llega la huella
de esta mi vida al revés.
Soy parecido al ciempiés
y siempre encuentro el camino,
aunque a veces me amotino;
la sangre y mi piel ardiente.
Soy solo un verso imprudente
y arriesgarme es mi destino.
@
@
UN BUEN PIROPO ALGO MÁS ELABORADO
Midiéndote estoy, querida,
con toda dedicación,
mis dotes de observación
investigan la medida
de tu cuerpo, desvestida;
te estudian desde la popa
hasta la proa y se arropa
mi ilusión con tu murmullo,
imaginado me incluyo
como un beso a quemarropa.
Midiendo, y no para ropa,
en tus curvas me demoro;
te escudriño y elaboro
un examen que desropa
cada pulgada, esa copa
de la cual bebo sediento.
Hoja soy, que vuela al viento
para encontrarse en tu abrigo,
con los ojos te persigo
sin pausa, a cada momento.
@
@
UN ENIGMA EVOLUTIVO
En la internet yo he leído
con muchísimo interés
algo del Tirano Rex
que mucho me ha conmovido.
Como enigma evolutivo
este artículo argumenta
algo que ya se comenta
en el mundo del saber.
¿Cómo pudo suceder
que no le diera la cuenta?
Los brazos de este Tirano,
vista su gran corpulencia,
se ven como una indecencia,
bracitos propios de enano.
¿Qué haría el Rex con su mano
para poderse tocar,
si no alcanzaba a llegar
y una Tirana no había
para brindarle alegría
en tiempos de relajar?
La hipótesis que plantea
el artículo en cuestión
es que hubo una situación
y que se puso tan fea
que, aunque nadie se lo crea,
se le atrofió cada mano.
Toda terapia fue en vano,
pues, producto del estrés,
se le fue para los pies
toda la fuerza al Tirano.
@
@
UN POEMA PARA ARIADNA
«Donde no puedas amar,
pasa de largo.»
—Friedrich Nietzsche—
Tú, pasa, sigue de largo
donde no puedas amar;
no te detengas a dar
tu corazón, hazte cargo
de desvanecer lo amargo
que ha dejado en ti la vida,
pide al hilo que decida
tu huella en el laberinto;
deja que sea tu instinto
quien te muestre la salida.
@
@
UN PROFESOR REPUTADO
Un profesor reputado,
muy docto en ciencias sociales,
traza en líneas generales
lo que él llama su legado.
Quiere que el colonizado
se rebele de una vez,
y rompa con altivez
las cadenas que le oprimen.
«¡Oh, mundo de los que gimen,
emancipa tu estrechez
mental, abyecta, soez,
impuesta por normativa,
basta de abajo y de arriba,
de opresiva sordidez!
Librémonos de una vez,
fundemos polifonías:
¿para qué las policías
y para qué los gobiernos
que, presumiéndose eternos,
solo enturbian nuestros días?
Verticales tiranías
que impiden el encontrarnos,
ser en el otro, abrazarnos
diversos, sin jerarquías;
¿quién nos hizo mercancías,
de su engranaje una pieza?»
—clama en tono rojo fresa
postcolonial en su alarde.
Otra vez, hoy llega tarde
la chacha que hace limpieza.
@
@
VARIACIONES SOBRE EL TEMA DE CENICIENTA
Tal vez esa zapatilla
que dejó tu cenicienta,
sin poder darse ni cuenta,
es lo que te hace cosquilla.
Recuérdala en esa silla
donde ella estuvo sentada,
y ya no pidas más nada,
pues nada más puede darte.
No lo hizo por engañarte,
fue verdad, ahora es nada.
Su sonrisa enamorada
fue real en el momento.
No fingió su sentimiento,
pero ya es cosa pasada.
No esclavices tu mirada
a la corriente de ayer;
si fluye, es que pudo ser;
si no fluye, pues ni modo.
Busca mejor acomodo
que un zapato de mujer.
@
@
VARIACIONES SOBRE EL TEMA DE PINOCHO Y CAPERUCITA
De tanto bajar al pozo,
Pinocho se aficionó;
la gran virtud descubrió
de a Caperuza dar gozo.
Ella, muy dada al retozo,
pedía que él continuara
mintiendo, que no cesara,
a ver si aquella nariz
le alcanzaba a hacer feliz,
que mintiese y no parara.
Por el mentir, cosa rara,
la nariz se le expandía,
y ella más agradecía
que él ya tanto se esforzara.
Pinocho casi expirara
de tanto mentir abajo;
no crean que no es trabajo
mentir con la boca llena,
él pobre, daba hasta pena,
le pagaban a destajo.
@
@
VARIACIONES SOBRE EL TEMA DEL LOBO Y LA ABUELITA
Érase un lobo feroz,
fanático de abuelitas;
las carnes ya maduritas
le engatusaban la voz.
Su naturaleza atroz,
gerontofílica escuela,
no era dada a la chicuela
ni a su roja caperuza;
con su líbido profusa
quiso jamarse a la abuela.
Pensó que para su muela
el bocado era irrisorio,
y se lanzó de Tenorio,
corriendo como quien vuela.
La vieja tenía espuela
y el lobo se llevó un susto,
no digo yo que disgusto,
porque fue buena velada,
hasta quedarse saciada:
la anciana lo exprimió a gusto.
El lobo, casi en lo justo,
sobrevivió a la epopeya
y sin montar más querella,
por irse tramó un embusto.
«Adiosito, fue un gran gusto,
—le dijo la veterana—
ven cuando tengas la gana,
ya sabes que el tiro es fijo.
Así que te espero, mijo,
ven de noche o de mañana».
@
@
VERDAD MEMORIA MENTIRA
Son sus capas tan delgadas
que, al mirarlas, pareciera
ver el ojo cosa entera
de láminas fusionadas.
Una tras otra, opacadas
en virtud de la siguiente
mentira nueva, reciente,
comparada a la que estaba,
media verdad que se daba
por total y transparente.
Es paradoja evidente
que una cebolla es la historia;
cada intento de memoria
dice verdad como miente.
Poco puede que contente
a esa pupila que mira
ver que en la ausencia conspira
lo innegable que se niega,
el verbo escrito que entrega
verdad, memoria, mentira.
@
@
VI
Vi al mal del relativismo
ensalzado en la academia,
y vi padecer de anemia
la virtud; vi al hedonismo
florecer, sentí el abismo
bajo mis pies extenderse;
vi lo noble corromperse
por halagar la estulticia
de la turba y su justicia,
y aún más quedaba por verse.
Vi a un tirano conmoverse
denunciando el genocidio,
mientras de su vil presidio
no puede una hoja moverse;
vi al terrorista venderse
de luchador libertario;
vi la ONU un escenario
de circenses bufonadas,
tontos útiles, manadas
del pasto universitario.
Vi al Diablo darle salario
a insignes intelectuales;
vi a bardos postcoloniales
declamar su corolario
de falacias; vi al falsario
cancelando al disidente,
y vi más, vi lo frecuente
del recurso de callar
a otro haciéndole llamar
por algún mote insolente.
Vi la maldad de la gente,
sus llagas y su mentira;
vi quemándose en la pira
toda razón e incongruente
vi al racista impenitente
posar como antirracista,
y vi en su plan optimista
filántropos embusteros;
vi un mundo lleno de ceros,
y de unos, a simple vista.
Vi al perpetuo oportunista
haciendo su equilibrismo;
de bastardo vi al marxismo,
prepucio islamofascista;
vi al engendro globalista,
vi el grito subvencionado;
vi que al poder del Estado
enemiga es la familia;
vi al dios de la pedofilia,
vi a Jesucristo abortado.
@
@
VIENES
Vienes a mí entre cortinas
de humo; veo tu silueta,
retrocede, avanza, escueta,
se dibuja entre las ruinas
del olvido y sus neblinas,
como una añoranza vieja.
En mi cuerpo se apareja
con un talante apacible,
rumor casi imperceptible
llega hasta mí, te refleja.
Ajena, etérea madeja
donde los astros gravitan,
corazones que palpitan
regalan su extraña queja.
Busco en tu tiempo y me deja
dado a un centro sin esquinas.
Son tan suaves y tan finas
tus curvas, tan delicadas,
que siento mil encarnadas
en mi carne, tus espinas.
@
@
VINDICACIÓN DE EVA
Es tarea para un hombre
comprender lo incomprensible,
mas no el dolor insufrible
de un parto, y que aún no le asombre
se le resista, ese nombre
que le dieron al nacer;
tiene de sueño y querer,
tiene de madre y de cuna.
No hay para un hombre fortuna
comparable a una mujer.
@
@
MI SED
¿Qué dirás cuando te diga
que conocerte de nunca
fue de siempre y que esa trunca
añoranza que nos liga
se aquieta en tu voz amiga,
encuentra en ti fundamento?
Si culpo a un presentimiento
de saber que ya estarías,
¿puedo asumir que creerías
las verdades que te miento?
¿Qué me dirás si te cuento
que mis ojos te recuerdan?
Aunque mis venas discuerdan
en que siglo y qué momento,
te amé en la furia del viento
cuando el Sahara era un mar,
te he buscado sin cesar
por océanos de tiempo.
Mi sed, se sacia a destiempo
al perderme en tu mirar.
@
@
PRIORIDADES
En cuestión de prioridades
poco se puede decir,
es complicado el vivir
y eso en todas las edades.
Me gustan las claridades,
serán siempre preferibles
a intentar con imperdibles
lo inevitable evitar;
puede ser duro al tragar,
mas conviene ser flexibles.
De fundirse los fusibles
pon tu esperanza en las velas,
no te quejes ni te duelas
de corrientes imposibles.
Si te parecen risibles
los raros planes de Dios,
piensa que cuando son dos
difieren las prioridades,
y que esas son las verdades
que anidan en cada adiós.
@
@
PREGUNTAS
¿Por qué será que, aun sabiendo
que nada puede durar,
nos hace casi enfermar
un amor al ir muriendo?
¿Por qué será que, admitiendo
que no hubo más solución,
se nos quiebra el corazón
como una rama partida?
¿Por qué vivimos la vida
divorciada a la razón?
@
@
VIVIR
Vivir, mejor que soñar
y que morirse, seguro;
ese miedo al lado oscuro
que dejamos al llegar
siempre nos va a acompañar
cada paso del camino,
como el aspa del molino,
como rueda de fortuna,
en cada letra y ninguna
del trazo del adivino.
Vivir, cuestión insoluble,
delirio de los espejos,
un alma que vive lejos
de su materia voluble,
lazo fiel e indisoluble
que mantener prometí;
como un reloj de Dalí
es la existencia, barrunta
su respuesta a la pregunta:
«¿Para qué estamos aquí?».
@
@
MEMENTO MORI
Ládrale un perro a la luna,
metáfora es de la vida,
es encuentro, es despedida
en la rueda de fortuna,
veo al principio una cuna,
veo al final, una caja.
Sé que la muerte trabaja
para hacer mis sueños vanos,
sé que labran sus gusanos
la seda de mi mortaja.
@
@
LOS CINCUENTA
No es que ya se sienta menos,
se aprende a disimular,
los sentidos manejar
y a prever los desenfrenos.
Se contemplan como ajenos
los exabruptos de antaño;
de tanto apagar el daño
presunto y sin presuntar,
se acaba por adoptar
la sapiencia del rebaño.
Y aunque pueda ser extraño,
para a distancia mirar
limitas tanto el juzgar,
con gesto más bien huraño,
que bebes del desengaño
con la euforia que se ausenta.
Tu pesadumbre alimenta
un gris y bajo perfil,
una torre de marfil
donde el alma se aposenta.
Cuando llegan los cincuenta,
comprendes que menos falta.
En la experiencia resalta
la cruel verdad que se asienta:
te viste un día sin cuenta,
bancaria ni patrimonio,
pensaste que un manicomio
era el mejor escenario
para entregar tu salario
a la muerte en matrimonio.
Y sin embargo, la vida
nunca permite rendirse:
es aún temprano para irse,
para ser vela extinguida.
Siempre existe una salida
al final de un derrotero,
siempre existirá un enero
después de cada diciembre;
algo cosecha el que siembre
un corazón verdadero.
Por eso, el tiempo que falte
no lo agregues al vacío.
Evade el tema sombrío
y el superficial esmalte;
entrega a lo que resalte
lo mejor de ti, tus horas.
A ese futuro que ignoras
continúalo ignorando,
y al amor, síguete dando:
que nadie muere a deshoras.
@
@
LO QUE RESTA POR VIVIR
Amigo del requebrajo
y rehén de la licencia,
siempre adicto a la pendencia
literaria y a destajo,
doy pasaporte al carajo
para todo aquel que huela
a traición, cizaña o muela.
Espero así el veinticinco
saltando no, dando un brinco,
a ver si mi verso cuela.
Soy de prestigiosa escuela,
pues me graduó la experiencia.
No tengo mucha inocencia
que perder, y esa secuela
de lo vivido, aunque duela,
la he aprendido a convertir
en algo bueno. Insistir
supongo que es la palabra
con que el destino nos labra
lo que resta por vivir.
@
@
TU AUSENCIA Y YO
Que dificil olvidarte,
no es cosa que lleve un día,
ni encuentro filosofía
que ayúdeme a desnombrarte.
Me obligo casi a pensarte
como un ser imaginario
evito así el escenario
para mentir un encuentro,
llevo tu ausencia tan dentro
que conversarle es a diario.
Podrá resultar palmario
lo absurdo del escribirte
como si algo por decirte
resultara necesario.
Decidirá el calendario
si esta saudade persiste,
si mi mañana se viste
de alegría o de fracaso,
si habré de olvidarme acaso
de tanto amor que me diste.
@
@
COPLAS DEL AMOR QUEBRADO
Cuentas que nunca te quise,
fabúlaslo sin vergüenza.
¡Qué descaro!
Lo afirmas como quien dice
mentira que mal comienza.
Eso es claro.
Si no te hubiera querido,
poco el detalle importara.
¡Qué cinismo!
Resulta hasta divertido
verte tan dura la cara.
Da lo mismo.
¿Si no fui quien te sostuvo,
por qué esquivas la mirada?
Falta brío.
A este reproche que incubo,
déjole ir a la nada,
que es el frío.
Lamentarse de una ausencia
nada arregla, poco vale.
Ya me cansa.
Me compongo la paciencia,
hago un verso a ver qué sale.
¡Qué esperanza!
No me deleito en la pena
de un corazón remendado.
Va sanando.
Entréganse, a oreja ajena,
coplas de este amor quebrado
que desando.
@
@
LA ESPERANZA ERA VERDE
Por alergia al verso triste,
sin querer desmerecer
eso que hace padecer
al hombre desde que existe,
sin cuestionar por qué insiste,
replícole a su maroma,
medio en serio, medio en broma,
y sin que ofenda a ninguno:
la yerba que está pa’ uno
no hay chivo que se la coma.
@
@
No comments:
Post a Comment